CUCUZZA, Rubén (1986): De Congreso a Congreso. Crónica del primer congreso pedagógico argentino. Bs.As.: Bejana, pp 35-52 (resumen y comentarios JCP)
Agentes de la educación (pp 35-44)
Como parte del proceso de secularización del Estado, la burguesía tendía a desplazar a la Iglesia como aparato ideológico dominante, para colocar en su lugar a la escuela (usando categorías de Althusser).
La laicidad de la enseñanza es aplicación del principio más general de laicidad del Estado, pero este principio entra al territorio estatal por la escuela.
En el Congreso Pedagógico la antinomia “Estado docente” versus Iglesia docente” se esconde bajo “Estado versus familia”, pero en ambos casos es resonancia del debate europeo planteado por las necesidades de la oligarquía.
Roca no era un doctrinario. Era anticlerical en respuesta al antirroquismo de algunos sectores de la iglesia.
Para los liberales europeos la iglesia equivalía a feudalismo y en nuestro país se asociaba al pasado colonial. Era retraso a contramarcha de las luces del progreso, la ciencia, la industria.
Para los católicos, los avances liberales significaban masonería, libre pensamiento, anarquismo, socialismo o todo lo que se fustigaba en las encíclicas papales.
Pero católicos y liberales eran variantes igualmente oligárquicas y tenían fisuras en su interior. Unos se unirían contra los “clericales ultramontanos” y otros contra los “masones liberales”.
Entre los liberales había muchas corrientes de pensamiento, diversos puntos de partida que confluían en el punto de llegada:
principistas garibaldinos
anticlericalismo burgués afrancesado
agnosticismo spenceriano
prácticas oportunistas Roca o Celman: que no querían molestar a los protestantes ingleses.
Entre los católicos había también diferencias:
Existían 2 diarios: “La voz de la Iglesia” (respondía a la jerarquía) y “La Unión” (sectores politizados que respondían a Estrada)
La línea vaticana de las encíclicas no daba margen:
En la “Mirari Vos” se condenaba la separación de la Iglesia y el Estado
En la “Quanta cura” se atacan los avances del naturalismo y el liberalismo, acompañada por su conocido resumen del Sylabus, que en 80 proposiciones enumeraba los errores que la Iglesia quería combatir. Para la Iglesia del Syllabus el enemigo principal era el liberalismo y no el socialismo, que era considerado una secta. Se mantiene el lenguaje apocalíptico sobre los pastos envenenados, herejías, graves tormentas, escritos perniciosos.
En el Syllabus se describen las cosas que deben combatirse:
- que la educación prescinda de la autoridad eclesiástica, “de su ingerencia y acción moderadora y que se hallen sometidos al pleno derecho de la autoridad civil”[1]
- que la escuela tenga sólo o principalmente por objeto la ciencia de las cosas naturales y la vida social
Esto explica la posición de la iglesia en el debate del Congreso del 82.
En el congreso del 82, el choque se produjo en 2 niveles: en forma abierta respecto a la inclusión del laicismo o de la religión y en forma más encubierta respecto a los agentes de educación.
La polémica ganó la prensa y ello provocó incorporación tardía de miembros para ganar en número.
Los trabajos habían sido repartidos con anticipación, de modo que se conocían los proyectos. En 2 se hablaba de laicismo:
El Dr. Raúl Legout solicitaba que al dictarse la Ley de Educación Común, al lado de la gratuidad y la obligación se incluya el principio de laicidad.
El Dr. Nicanor Larrain sostuvo “Las escuelas del Estado deben ser esencialmente laicas : Las creencias religiosas son del dominio privado”
La ponencia católica fue recogida por la prensa, decía:
“Considerando que la religión es el necesario fundamento de la educación moral … que la sociedad argentina es una sociedad católica ; que la Constitución Nacional consagra en las instituciones este carácter de la sociedad y la llamada laicidad de la enseñanza turbaría profundamente la concordia social, el Congreso en homenaje a Dios, a los derechos de la familia, a la ley y a la paz pública declara : que la escuela argentina debe dar una enseñanza esencialmente religiosa”
(es el proyecto de Ley que presentan y firman: J.M. Estrada, Pedro Goyena, Juan Bialet Massé, Marcos Sastre, Ángel Estrada, Juan Ortiz de Rosas y otros,
LA PRENSA, 16 de abril de 1882.
Sarmiento ingresó en el debate desde los editoriales de “El Nacional”
En las sesiones del Congreso Pedagógico hubo debates acalorados.
Y por si acaso se producían impugnaciones adelantadas de los votantes. Se cuestionaba la capacidad de algunos de ellos para intervenir en temas tan serios:
Los liberales: la cuestión religiosa es una altísima cuestión de Estado y de ciencia … la cuestión no puede resolverse por una mayoría de señoras apenas preparadas para la enseñanza de las materias de la enseñanza primaria … es una imprudencia que va a producir agitaciones y discordia, un desacierto , porque aún en la hipótesis de que triunfara la proposición … tal sanción no tendría ninguna autoridad ni prestigio moral.
El Club liberal convocaba a reuniones “ a fin de conocer los elementos con que se cuenta en el Congreso, y de acuerdo con esto hacer trabajos a fin de formar una mayoría liberal, para dar una lección a los enemigos del libre pensamiento”
“La Prensa” decía:
“Los oradores se preparan para defenderse y agredir desde el terreno de sus creencias respectivas. Nótase en la Asamblea el calor ingrato de la atmósfera formada por los partidos en lucha”
Y corrió el rumor de que Roca y Wilde se aprestaban a zanjar el debate por decreto, para evitar que se sigan ventilando las contradicciones.
Entre los mismos congresales se llegó al acuerdo de sacar el problema religioso de los debates. La propuesta era eliminar de los debates la cuestión de la enseñanza laica y de la enseñanza religiosa. Se aprobó por aclamación, salvo Nicomedes Antelo que era spenceriano y pidió que constara su oposición.
No habría cuestión religiosa y las señoras votantes respiraron: no iban a ser calificadas de “libre pensadoras” (parecía que no se atreverían a llamarlas ‘herejes’: era demasiado por esa causa.
El conflicto se reabrió más adelante, porque en una moción se había tachado las palabras:
Religión, historia sagrada, historia religiosa y laicismo …
Pero Estrada dijo que no se podía dejar de rozar la cuestión. “Una de dos: o el plan general de estudios primarios contiene la enseñanza religiosa … o prescinde de ella”
Cuando se propone cerrar el debate, varios congresales católicos – entre ellos Estrada – se retiraron. Estrada dijo :
“Se nos ha introducido bajo bandera parlamentaria un contrabando de guerra”
Além les respondió:
“Váyanse. Siempre constará que han venido a disolver el Congreso!
Los que quedaron aprobaron la actuación de la mesa de conducción.
El Nacional aplaude el proceder de las maestras en el Congreso. Y que aquellos espíritus perturbados sufrieron un desengaño al ver que el sexo débil se fortifica en el ejercicio de la enseñanza…”
En la Prensa se publica la nota de renuncia de los representantes católicos:
“.. olvidaba la Mesa que por este medio indirecto se llegaba a la innovación que los libre-pensadores del Congreso se comprometieron a no provocar de nuevo. Un plan de estudios primarios tiene que traer, forzosamente, la cuestión religiosa. Si incluye la religión, la resuelve en el sentido cristiano: si la excluye, la resuelve en el sentido laico (…)
(luego se refiere a “la Mesa” : “sólo se preocupaban de estorbar la cuestión religiosa … Se quería hacer prevalecer la escuela sin Dios”
Como la nota había salido primero en los diarios, eso fue considerado una ofensa para el Congreso, de manera que allí no fue leída y se archivó.
La interpretación católica es que un plan de estudios que no mencione la religión implica un pronunciamiento de laicidad. Por eso se comparó al Congreso Pedagógico con el “caballo de Troya”.
Ley 1420
En 1983 y 1984 – durante la discusión parlamentaria de la Ley 1420 – se reavivó el debate sobre la enseñanza religiosa, pero los liberales y los católicos se mostraron más respetuosos de las posiciones de sus adversarios.
Según Tedesco [2] la tradición asigna al debate de la Ley 1420 un papel destacado en la historia de la educación argentina. Paradójicamente se debatió casi con exclusividad un solo problema: el religioso.
[1] Film: En el nombre de Dios (“The Magdalena sisters”) Directed by Peter Mullan
[2] 1986. El Estado y la educación, en Educación y sociedad en la Argentina 1880-1945, pag 94