Seguidores y subscriptores


HISTORIA DE LA EDUCACIÓN

Seminario optativo de la Maestría en Educación Universitaria
Mostrando las entradas con la etiqueta utilitarismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta utilitarismo. Mostrar todas las entradas

29 septiembre, 2007

MOVIMIENTOS UTÓPICOS Y PROGRESISTAS siglo XIX (1ª parte)


Movimientos utópicos y progresistas Europa SIGLO XIX

Bowen, James (1992): La nueva era de la educación (I) Los movimientos utópicos y progresistas en Europa, en: Ibíd. “Historia de la educación occidental. Tomo III, El Occidente moderno. Europa y el Nuevo Mundo. Siglos XVII-XX” Barcelona: Herder, cap. XI, pp 474-511 (Resumen y notas por Juan C. Paradiso para uso de la cátedra)
(a ser completado)
Figura: Robert Owen (tomada de Wikipedia)
El pensamiento y la práctica educativos basados en un modelo supuestamente científico de tipo herbartiano, no penetran en el siglo XX sin resistencias: por el contrario, existía un movimiento discrepante, igualmente fuerte, que había ido creciendo a lo largo del siglo XIX y que se convertiría en una fuerza mayor en las primeras décadas del siglo XX.
Este movimiento, heterogéneo, se integraba con muchas corrientes que tenían en común su oposición a la pedagogía ‘científica’ y que compartían un valor central: la creencia común en la necesidad de una reconstrucción básica de la sociedad.
El ‘progreso’ debía ser reorientado. El empirismo, el darwinismo social y el capitalismo eran acusados de la opresión de las masas, permitiendo el surgimiento de clases antagónicas que el sistema escolar de vía doble reproducía. El método herbartiano mecánico, les parecía una forma de mantener la servidumbre de los trabajadores, creando mentes uniformes que realizaran las tareas mecánicas e intercambiables del sistema productivo. Diversas teorías socialistas o religiosas, todas con un tinte utópico, ganaron fuerza para exigir una reconstrucción de la sociedad.

Socialismo utópico: Owen y el cooperativismo
Owen, Robert (1771-1858). En 1827 usa por primera vez la palabra ‘socialista’ en su ‘Cooperative Magazine’. Cataliza la conciencia social a través de su dedicación a la reconstrucción de la sociedad, en lo moral, lo social e industrial. Opuesto a la avaricia de los industriales y comerciantes, escribe una serie de 4 ensayos que se conocen como ‘Nueva visión de la sociedad’. Atribuye los males a errores por ignorancia. Atraerá ataques del sistema burgués y la iglesia anglicana.
Owen sigue la tradición utópica que había florecido en el siglo XVIII en Francia – donde había constituido un género literario – e Inglaterra – More, Bacon. La inspiración también estaba en Rosseau, Pestalozzi, Bentham, Mill.
Opuesto a los ‘vicios cardinales’ de la competencia, la recompensa y el castigo adhiere al utilitarismo. Llegó a tener su propia fábrica, en la cual puso en práctica sus ideas, pagando sueldos mejores por menos tiempo de trabajo, negándose a tomar niños por empleados y creando escuelas de fábrica: escuelas de párvulos y primarias para los hijos de los trabajadores, y escuelas nocturnas para los adultos.
Consideraba que el trabajo manual era la fuente de toda riqueza y prosperidad, y debía tomarse como ‘patrón natural de valor’ en vez del oro y de la plata, usados corrientemente como patrón (pág. 478). (Su sistema contempla la desaparición del dinero y la entrega de bonos por trabajo. Argumentaba que, tal como están las cosas, el empleador acumula y colma sus almacenes, mientras el trabajador está desempleado.
Owen propone instalar a los trabajadores desempleados en comunidades cooperativas, compuestas entre 300 a 2000 personas, donde se construyera según un plan, con espacios verdes, escuela, terrenos de juego, comidas comunales. Todos los trabajadores debían mantenerse íntegros en su vida laboral, no especializados y en serie, ridiculizando al ‘colocador de clavos’, ‘anudador de hilos’. La agricultura mecánica sería reemplazada por la azada. No preveía una eliminación de jerarquías, persistiendo distinciones por producción y dirección.
Educación. Da importancia a una educación apropiada, con una escuela obligatoria para niños y niñas. La educación es una experiencia de interacción social, tendiente a remoralizar y conservar. Desterraba la competición, las recompensas y castigos. Recomienda dos niveles: de 2 a 6 años los párvulos, y de 6 a 14 años. Sigue ideas de Rousseau y Pestalozzi, especialmente en su recomendación de las lecciones basadas en la discusión, dedicadas a actividades significativas sobre el modelo de la lección práctica. (480)
Las ideas de Owen sientan las bases del cooperativismo y fue precursor de numerosas organizaciones de este tipo. También se lo ha considerado precursor de las ideas libertarias tanto como del socialismo ‘científico’ posterior[1].
Previamente se había interesado por el método mutuo y había tenido debates con Bell y con Lancaster, a quienes entregó donaciones. Pero criticaba el método al observar que en las escuelas nacionales de la iglesia anglicana (Bell) los niños aprendían de memoria. Para Owen la educación tenía que ser constructiva y ocuparse de la totalidad del niño, descartando los libros y la memorización a favor del conocimiento útil, adquirido por signos sensibles. Los signos estaba constituidos por mapas y objetos ilustrados, en los que se basaban las lecciones prácticas. [2]
Owen tenía el modelo funcionando en su fábrica de New Lanark. El método estaba basado en conversaciones sobre lecciones prácticas estimuladas por la curiosidad de los niños; las lecciones formales, especialmente de aritmética, se derivaban de los manuales de Pestalozzi, en los que los conceptos abstractos estaban ilustrados gráficamente en diagramas.
Uno de los medios más innovadores era el grupo de danza, que escandalizó a los socios de Owen, que veían en el baile al demonio. Ello obligó a Owen a entregar la dirección de la escuela a sus socios, cuyo código moral impidió las prácticas progresistas y reorganizó la escuela según el sistema mutuo en 1824, degenerando en un régimen cerrado y represivo.
Owen se marchó a América, en donde fundó una nueva sociedad utópica en New Harmony, Indiana. Luego de 5 años vuelve a Inglaterra y continúa su militancia por la reconstrucción social, la organización de los trabajadores en sindicatos.
A pesar de que muchos de los esfuerzos de Owen fueron combatidos y fracasaron, Owen dejó una huella indeleble en la conciencia social de Inglaterra, escribiendo por la causa del socialismo, con un pensamiento utópico y optimista. Sus ideas fueron recogidas por el movimiento cooperativista, el cual crea escuelas basadas en las mejores enseñanzas reconstruccionistas. Pero un plan de estudios ambicioso, objetivos excesivamente ideológicos, el costo alto para los trabajadores, no logró que sobrevivieran más allá de 1830. Luego aparecen las escuelas de ‘religión racional’ que intentaban adoctrinar a los niños en clases dominicales en las creencias socialistas, usando métodos de Pestalozzi con un contenido amplio que incluía todas las materias organizadas. Parece que no pasaron de 1840.

Primitivo socialismo en Francia: Saint-Simon y Fourier
Simultáneamente con Owen, las ideas socialistas se fueron desarrollando en Francia, como consecuencia de las esperanzas que habían nacido en la revolución y de la literatura utópica del siglo XVIII, que adquiere sus formas más variadas en ese país[3].
El conde de Saint-Simon (Claude-Henry de Rouvroy) (1760-1825) profundamente influenciado por Comte, sobre todo por el positivismo y su aplicación a la sociedad. El conflicto sería inevitable, y de él surgiría un nuevo orden social, basado en el gobierno de la ley, en una jerarquía de talento, donde la educación sería capital. Las clases sociales serían eliminadas con el retorno de la propiedad alienada a la comunidad.



[1] Pedagogía. La fusión de las ideas de la Ilustración francesa y del Renacimiento escocés, junto con sus propias experiencias en Manchester, sentaron las bases de las teorías educativas de Owen, las cuales constituyen uno de sus aspectos más destacables. Creía firmemente en la bondad innata de las personas y afirmaba que el ser humano es “el resultado necesario de su organización y de las condiciones en que le sitúan la naturaleza y la sociedad”; una buena educación, según Owen, cambiará la sociedad. Con esta educación integral que comienza ya en el jardín de infancia y donde se buscará la integración del trabajo manual e intelectual se logrará un sistema social nuevo donde se eduque en la solidaridad y la cooperación, en el que el trabajo manual sea un bienestar para el obrero y en el que se acabará con el prejuicio que quiere el bienestar y el progreso de un pueblo sin contar con los otros. Las ideas educativas de Owen sentarán un precedente en el socialismo y anarquismo posterior, como es la integración de trabajo manual e intelectual. Con respecto al anarquismo comparte el rechazo al Estado y algunos de los principios libertarios, como la cooperación, la eliminación de recompensas y castigos, etc. Ampliar en: http://acracia.org/owen.html

[2] Recordemos que Bentham y el utilitarismo había inspirado tanto a los creadores del método mutuo como a Owen, de manera que las diferencias entre ellos no deben considerarse filosóficas sino más restringidas a lo pedagógico (JCP)
[3] Acerca de la literatura utópica, es recomendable el libro de María Luisa Berneri (A través de las utopías). En su capítulo IV trata de las utopías de la Ilustración, comparando críticamente la literatura inglesa con la francesa. Dice la autora – anarquista muerta prematuramente a los 31 años – que en tanto las utopías de la Revolución Inglesa dedican preferente atención a los problemas económicos y políticos, y más tarde se ocuparán de las cuestiones filosóficas y religiosas. En Francia la literatura utópica tomó sus formas mas variadas y originales. La falta de libertad intelectual y religiosa que se padecía bajo la monarquía absoluta, obligaba a los escritores a verter sus ideas disimuladamente, en forma de novelas fantásticas. Muchas de estas utopías no aspiran a ser acabadas descripciones de una sociedad ideal; la organización social, trazada a grandes líneas, simplemente sirve de fondo para la expresión de ideas inconformistas. Tras el pretexto de los países o planetas imaginarios se ocultaba el propósito de denunciar y ridiculizar gobiernos y costumbres. En Francia, la moda de los imaginarios viajes satíricos fue impuesta por Cyrano de Bergerac, en el siglo XVII. Jonathan Swift usó la figura de Gulliver para censurar a la sociedad de su época y fue traducido inmediatamente al francés. Las utopías francesas están fuertemente influidas por la Utopía de Thomas More, de comienzos del siglo XVI.

Bibliografía complementaria
BERNERI, María Luisa (1975): Utopías de la Ilustración. En: “A través de las utopías (ensayo crítico)”, Buenos Aires: Proyección (Orig.: Journey through utopia). Cap IV, pp 197-230

10 septiembre, 2007

BENTHAM


Bentham, Jeremy (1748-1832). Pensador inglés, padre del utilitarismo. Niño prodigio, violinista, estudió latín, francés. Abogado a los 19 años, crítico con la educación de su época y con la práctica jurídica. Escribió largos manuscritos donde proponía ambiciosas ideas de reformas carcelarias y sociales; fue creador del panopticon, autor de escritos sobre lógica. Convirtió su casa en centro de intercambio intelectual y foco de un activo movimiento utilitarista. Entre sus allegados se encontraba James Mill, el cual quiso hacer de su hijo, John Stuart Mill, el heredero de Bentham al frente del movimiento. Ambos fueron editores de importantes obras de Bentham, quien escribía mucho, pero dejando la mayor parte de los textos inacabados para que los completaran sus editores. Miembro del Partido Whig (reformista) atacado por los Tory (conservadores) y la Iglesia anglicana. Texto y fotografía en deuda con Wikipedia:

UTILITARISMO

Utilitarismo o Radicalismo filosófico. Doctrina de Bentham. Utilidad es una palabra que significa las consecuencias positivas que deben estar maximizadas. Estas consecuencias usualmente incluyen felicidad o satisfacción de las preferencias. Lo útil es sinónimo de valioso y equivalente de la felicidad. Es un marco teórico para la moralidad, basado en una maximización cuantitativa de consecuencias buenas para una población. La moralidad de cualquier acción o ley viene definida por su utilidad para la humanidad. Es a veces resumido como "el máximo bienestar para el máximo número de personas".
“La naturaleza nos ha colocado bajo el dominio de dos amos soberanos: el placer y el dolor. Retoma así una tradición filosófica que nace en el hedonismo de Aristipo (Grecia) y se prolonga en Helvetius: la vida del hombre está dominada por dos impulsos: el deseo de la felicidad y la voluntad de evitar el dolor. Jeremías Bentham, educado en las rígidas pautas éticas del puritanismo, sostiene que la sociedad debe regirse estrictamente por ellos.
El filósofo entroncaba con el reformismo del partido Whig[1], contribuyendo a una reforma democrática y liberal de su tiempo. Aparece por primera vez el concepto de utilidad como sinónimo de lo deseable, como instrumento para conseguir la felicidad general de la humanidad. Al sujetarse a los principios del utilitarismo, la sociedad dispone de una norma según la cual decidir qué es justo y correcto, siempre que contribuya a aumentar la felicidad de aquel cuyo interés está en juego. En ello se acerca a las posiciones del kantismo : ‘Actúa según la máxima por la cual aquello que deseas pueda convertirse en ley universal’.
Por utilidad, Bentham entiende la suma total de los placeres y dolores. Para el filósofo inglés, el bien y la felicidad son una misma cosa, y evitar el dolor y promover la felicidad constituyen las dos reglas básicas de todo buen gobierno.
Como todos los hombres buscan el placer, ese intento puede entrar en conflicto con el mismo deseo de otros hombres. De allí que el principio utilitarista no pueda ser confinado al ámbito de la individualidad: para alcanzar su verdadero despliegue, el utilitarismo tienen que ser establecido y aceptado por la sociedad en su conjunto. Aquí Bentham aplica la consigna de Helvetius:
“La mayor felicidad para el mayor número posible de hombres”.
El resurgimiento del hedonismo le valió a Bentham el ataque de los más conservadores. Pero aquí es un hedonismo colectivo, no de placeres ‘terrenos’. Además, el concepto de placer y dolor aquí es amplio, dando por supuesto que se trata de placeres espirituales, por lo cual se acerca a la ética puritana. Sin embargo había una noción expresamente cuantitativa en esa valoración, dando lugar a una ‘aritmética moral’ de acuerdo a la intensidad, duración, certidumbre, proximidad, fecundidad y alcance (a cuánta gente afecta) el placer y el dolor
Los seguidores de Bentham, como Mill, aclararon la idea:
“Es enteramente compatible con el principio de utilidad reconocer el hecho de que algunas clases de placer son más deseables y valiosas que otras. Sería absurdo que mientras en todas las demás cosas la cualidad fuese tenida en cuenta tanto como (la) cantidad, en la estimación del placer se tuviese en cuenta sólo la última”.
Las ideas de Bentham sirvieron a los moderados del partido whig para desarrollar en un sentido liberal la reforma de la justicia, la extensión de la enseñanza a los sectores menos favorecidos y el mejoramiento de la situación en las cárceles.
Una derivación del utilitarismo en educación se tuvo con el método de Lancaster. Lancaster era cuáquero y fue también perseguido por los conservadores y la iglesia anglicana. Su defensa fue asumida, entre otros por James Mill, utilitarista y compañero de ruta de Bentham.

El utilitarismo y la filosofía política moderna
Cícero Araujo
Las tres proposiciones que vamos a destacar, son en verdad complementarias entre sí y están dedicadas a enunciar, de modo simple y conciso, el principio que guía al autor en el examen de las leyes:
a) “la naturaleza puso al género humano bajo el dominio de dos señores soberanos: el dolor y el placer (...) Al trono de esos dos señores está vinculada, por una parte, la norma que distingue lo que es recto de lo que es errado y, por otra, la cadena de las causas y de los efectos”.
b) El principio de la utilidad es simple derivación de la proposición anterior: “el principio que establece la mayor felicidad de todos aquellos cuyo interés está en juego como la justa y adecuada finalidad de la acción humana, y hasta la única finalidad justa, adecuada y universalmente deseable; digo de la acción humana en cualquier situación o estado de vida, sobre todo en la condición de un funcionario o grupo de funcionarios que ejercen los poderes de gobierno. La palabra ‘utilidad’ no resalta las ideas de placer y dolor con tanta claridad como el término ‘felicidad’ …
c) “Aquellos cuyo interés está en juego” siempre componen una “comunidad”. La comunidad constituye un cuerpo ficticio, compuesto por personas individuales que se consideran como sus miembros. ¿Cuál es, en este caso, el interés de la comunidad? La suma de los intereses de los diversos miembros que integran la referida comunidad”.
Cada una de estas tres proposiciones marca un estudiado distanciamiento con respecto a una larga tradición del pensamiento moral que se remonta a la antigüedad clásica. Bentham no es el primero en hacerlo. Aquí sólo está extrayendo las consecuencias, para el campo práctico, del viraje moderno, típicamente cartesiano, de la especulación metafísica, o en otras palabras, el desplazamiento desde la interrogación sobre la naturaleza o esencia de los objetos … hacia la interrogación sobre el sujeto que conoce. Tal viraje lleva a los cartesianos a distinguir claramente los objetos de las “percepciones”, que supuestamente representarían a estos objetos (las “ideas”). Tratándose tan solo de percepciones mentales, a las ideas y sólo a ellas tiene acceso directo el sujeto que pretende conocer. Sólo de ellas tiene conocimiento inmediato. Las percepciones son, por ello, la materia prima de todo el conocimiento. ¿Cómo podemos entonces llegar a los objetos a partir de las ideas?
El próximo paso de la investigación es clasificar las ideas y ver si poseen cualidades que las distingan entre sí. Algunos cartesianos van a proponer lo siguiente: buena parte de las ideas deriva de nuestros órganos sensoriales (las “ideas sensibles”), pero otra parte es puramente inteligible, es decir, habita nuestras mentes desde siempre, como semillas plantadas por Dios, sin deberles nada a aquellos órganos. Otros cartesianos, sin embargo, van a proponer que pensemos todas nuestras ideas y, por lo tanto, todo el conocimiento que podemos alcanzar sobre los objetos, como derivados de las “ideas sensibles”. Los defensores de la primera tesis, el propio Descartes entre ellos, serán llamados “racionalistas o innatistas”. Los de la segunda serán llamados “empiristas”.
La defensa más conocida del empirismo inglés en el siglo XVII es el Essay concerning Human Understanding de John Locke, que Bentham leyó en sus años de formación. Allí se enuncia que:
1) todas las ideas pueden ser divididas en sus componentes más elementales, o sea, que las ideas complejas son resultado de una asociación de ideas simples;
2) todas las ideas simples son sensibles, pero existen aquellas que representan cualidades que pertenecen a lo objetos (cualidades “primarias”) y otras que no, expresando sólo cualidades de la mente que percibe (cualidades “secundarias”). Así, los colores, los sonidos, los olores -a diferencia de la figura y de la extensión- no pertenecen a los objetos, sino que constituyen modificaciones de la propia mente;
3) nuestras ideas sobre el bien y el mal, nuestras ideas morales, son ideas complejas, pero... ¿de qué ideas simples podrían derivarse? Dado que todas las ideas simples son sensibles, nuestra primera idea del bien sólo puede haber sido una sensación agradable (“placer”), y la del mal una sensación desagradable (“dolor”). Está claro que el dolor y el placer no son cualidades de los objetos que las provocan, sino tan sólo modificaciones de la mente.

La ética y el derecho
Bentham ataca el sistema legal y judicial inglés. La formulación de la doctrina utilitarista se plasma en su obra principal: Introducción a los principios de moral y legislación. En ella preconizaba que todo acto humano, norma o institución, deben ser juzgados según la utilidad que tienen, esto es, según el placer o el sufrimiento que producen en las personas. A partir de esa simplificación de un criterio tan antiguo, proponía formalizar el análisis de las cuestiones políticas, sociales y económicas, sobre la base de medir la utilidad de cada acción o decisión. Así se fundamentaría una nueva ética, basada en el goce de la vida y no en el sacrificio ni el sufrimiento. El objetivo último de lograr «la mayor felicidad para el mayor número» le acercó a corrientes políticas progresistas y democráticas: Francia republicana surgida de la Revolución, que le honró con el título de «ciudadano honorario», si bien Bentham discrepaba con algunos de sus planteos teóricos.


Bibliografía:
Araujo, Cícero: Bentham: el utilitarismo y la filosofía política moderna. En: Atilio A. Boron (comp.) La filosofía política moderna. De Hobbes a Marx, Recuperado el 9.09.2007 en el sitio: http://168.96.200.17/ar/libros/moderna/cap10.pdf
BENTHAM, Jeremías (1985): Fragmento sobre el gobierno, Madrid: Sarpe
Wikipedia







[1] El partido tory era absolutista. Predicaba el derecho divino de los reyes y la no resistencia al poder y voluntad de estos. El partido whig era solidario de una monarquía limitada y, sobre todo, de la autoridad del Parlamento. La iglesia anglicana se había situado al lado de los tories y defendió el poder real de los Estuardos. Así, pues, cuando triunfó la revolución, para pervivir tuvo que claudicar y conceder una extensa libertad religiosa. Luis Rodríguez Aranda (1981) Prólogo al "Ensayo sobre el gobierno civil", Madrid: Aguilar en sitio http://www.webdianoia.com/moderna/locke/locke_cur.htm

MÉTODO MONITORIAL BELL LANCASTER

IRAGUI, Graciela Mabel: La escuela Lancasteriana y su método pedagógico. (Aportes de la memoria).
Una nueva Filosofía de la Educación. La vinculación entre la nueva corriente filosófica de la educación y la escuela de Lancaster, tiene su origen en el movimiento de escolarización de masas derivado de la corriente de pensamiento conocida como utilitarismo.
Este movimiento se podría encuadrar en una serie de teorías sociales desarrolladas por algunos pensadores británicos dados en respuesta a la agitación social provocada por los primeros años de la revolución industrial, tratándose básicamente de los puntos de vista sustentados por Jeremy Bentham (1748 – 1832) y James Mill (1773 – 1836). El artículo completo puede leerse en: http://infanciaenred.org.ar/infanciaenred/antesdeayer/index.php?q=node/113