Diógenes Laercio. Historiador de la Filosofía clásica de quien se tienen datos inciertos, pero su obra parece corresponder al siglo II ó III de la era Cristiana. Probablemente griego, quizás epicúreo, otros lo ubican entre los cristianos primitivos. Su ‘Vida, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres’ en 10 tomos, se conserva como un documento importante por la época en el cual fue escrito. Aunque se filtran informaciones inciertas y anécdotas aparentemente irrelevantes, resultan reveladores para la datación de versiones e interpretaciones de los antiguos. Comprende desde los presocráticos hasta filósofos del siglo II d.C. Afortunadamente, su obra se encuentra completamente digitalizada en la Biblioteca Cervantes. Puede recuperarse en el link que se muestra más arriba:

Seminario: HISTORIA DE LA EDUCACIÓN Maestría Educación Universitaria Facultad de Humanidades y Artes Mg Juan Carlos Paradiso Los inscriptos en el seminario pueden anotarse como seguidores, para recibir el material que se va publicando. El blog se complementa con el grupo 'Historia de la Educación' creado en https://www.facebook.com/juan.c.paradiso
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HISTORIA DE LA EDUCACIÓN
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03 septiembre, 2009
01 septiembre, 2009
Monteagudo (Pacho O'Donnell)
Es noche estrellada en Lima. De la Casa de Gobierno sale alguien y se dirige con paso vivo hacia donde lo espera su amante, Juana Salguero.|
-Cuídate, Bernardo, son muchos los que le odian y desean tu muerte- le había dicho ella, afligida.
Es un hombre esbelto, de porte atlético, casi alto, de perfil clásico, tez algo oscura y mirada incendiada. Su éxito con las mujeres es fama extendida por toda América.
También su talante de político y escritor.
Uno de sus biógrafos, De Vedia y Mitre, así lo describía: "Cualquiera que analice su personalidad hallará que está fuera de cuestión, aun para sus detractores: 1°) su inteligencia superior; 2°) su capacidad intelectual; 3°) su excepcional cultura para el medio y para la época; 4°) su lealtad a la causa revolucionaria; 5°) que habiendo sido puesto en prisión innumerables veces desde la iniciación revolucionaria, jamás lo fue por causas delictivas".
Su vestimenta era, coma siempre, muy elegante: chaqueta de terciopelo, prendedor dé zafiro y diamantes sobre su corbatín de seda, zapatos charolados, capa negra que bailaba airosamente en cada uno de sus pasos por la calle de Belén.
De pronto, hasta entonces invisibles por la oscuridad que no horadaba la luz de gas, surgieron dos sombras que se le echaron encima. Uno de los asaltantes, de indisimulable aspecto indígena, lo sujetó por los brazos mientras el otro, un negro inmenso de labios gruesos y ojos amarillentos, apoyándole su mano izquierda sobre la boca le asestó con la otra una terrible puñalada partiéndole el corazón.
-Vaya por las que ha hecho -se escuchó.
Los asesinos huyen apresuradamente, casi sin hacer ruido sobre el empedrado brillante de humedad nocturna. Monteagudo, que pocas semanas antes había cumplido sus treinta y cinco años, se derrumba lentamente deslizándose contra la pared que chirría rasguñada por el acero del puñal que le sobresale de la espalda. Extrañamente silencioso, sin gritar de dolor ni de auxilio, se desangra inconteniblemente hasta la muerte.
La obra completa se encuentra disponible On-Line en el link indicado
BERNARDINO RIVADAVIA (Felipe Pigna)
Bernardino Rivadavia (1780 - 1845) nació en Buenos Aires, estudió en el Colegio de San Carlos Gramática, Filosofía y Teología, sin alcanzar a graduarse. Durante las invasiones inglesas se incorporó a las milicias con el grado de Capitán en el cuerpo de "gallegos" donde tuvo una destacada actuación. Se casó con Juana del Pino, hija del octavo virrey del Río de la Plata , Joaquín del Pino.
Rivadavia participó del Cabildo Abierto del 22 de Mayo y votó contra la continuidad del virrey. Pero no tuvo un rol protagónico en los sucesos de mayo. En el enfrentamiento entre saavedristas y morenistas, tomó partido por estos últimos. Cuando tras meses de enfrentamientos en setiembre de 1811 fue creado el primer Triunvirato, integrado por Juan José Paso, Feliciano Chiclana y Manuel de Sarratea; Rivadavia fue nombrado Secretario de Gobierno y Guerra. En el Triunvirato la personalidad política de Rivadavia se impuso desde el primer momento y se tornó protagónica. No pocos compararon al triunvirato con los tres mosqueteros que eran tres pero eran cuatro y el cuarto era el más influyente de todos. Sancionó e hizo jurar el Estatuto por el cual el Triunvirato se transformaba en la autoridad máxima, disolviendo la Junta Grande. Esto provocó un gran descontento en el interior y le dio un carácter autoritario al Triunvirato. La llegada de San Martín y Alvear a Buenos Aires, en 1812, y la creación de la Logia Lautaro , se convirtieron en un escollo para el poder de Rivadavia, al que se sumaría la palabra y la acción de Bernardo de Monteagudo desde de la Sociedad Patriótica.
El artículo completo se encuentra en: http://www.elhistoriador.com.ar/biografias/r/rivadavia.php
10 octubre, 2008
BORGES: Una Biografía
SALAS, Horacio (1994): Borges. Una biografía. Bs. As.: Planeta (Comentarios de JCP)
Un texto excelente, que al recorrer la biografía de Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo (en adelante JLB) y de sus ascendientes, nos invita también a recordar de otra manera la historia de nuestro país, desde antes de sus orígenes, en pleno Virreinato. Varios de los ancestros de las familias Borges y Acevedo habían tomado parte en las guerras de la independencia americana y en las luchas civiles del siglo XIX. El linaje es de soldados y estancieros: “Mi patria es un latido de guitarra, unos retratos y una vieja espada”. Salas armoniza sus propias reflexiones con textos del propio JLB. Dirá que la historia de la patria se confunde así con la biografía familiar, son la misma cosa (cap. 1). Aquí se nos agrega otro nivel de análisis en cuanto nuestras propias reflexiones se superponen a las del biógrafo. El propio JLB en sus obras retoma algo míticamente la historia de sus antepasados en el contexto del país, próceres o mártires desde la independencia, las luchas civiles contra el rosismo (aunque algún familiar fuera rosista) la participación en la revolución mitrista, etc.
Su escenario de la infancia: una familia aristocrática venida a menos, que se muda a lo que entonces eran los confines de la ciudad (Palermo) donde aprende con igual destreza inglés y español[1], vive sumergido en una biblioteca de ilimitados libros ingleses (cap 3) origen e inspiración de muchas de sus obras, con una ventana por la cual espiaba el mundo de los malevos del arrabal que de alguna manera lo fascinaban
Si quisiéramos delimitar la importancia de la historia de Borges y su familia, así considerada, para la disciplina ‘Historia de la Educación’ sería difícil excluir alguno de los atrapantes capítulos del libro que estamos comentando. La historia es un resumen vívido como si fuera contado por un testigo ocular – que llamativamente había perdido la visión – y que nos cuenta la historia con un singular posicionamiento – no siempre es fácil coincidir con JLB – pero siempre con estupenda maestría. La convierte en ensayo o en poesía (como la que dedica a Rosas [2]contradiciendo una tradición familiar, pues no lo trata con toda la vehemencia que se hubiera esperado), relee el Martín Fierro de Hernández, libro con el que tiene una relación particular:
“Mi madre me prohibió la lectura del Martín Fierro, porque lo consideraba un libro sólo adecuado para rufianes y que nada hablaba de los verdaderos gauchos. También éste lo leí a escondidas. Los sentimientos de mi madre se originaban en que Hernández había sido partidario de Rosas y, en consecuencia, un enemigo de nuestros antepasados unitarios”.(pag 36-37)
Admiró el libro desde el punto de vista literario, pero insistía en que la suerte de Argentina hubiera sido distinta si en lugar de elegir un soldado desertor, prófugo, asesino, borracho y provocador como modelo de la literatura argentina, se hubiera elegido el Facundo de Sarmiento. Luego se convencerá que fue Lugones quien lo elevó a la categoría de héroe. El culto a la obra ha llevado al culto absurdo del gaucho Martín Fierro (pág. 37-38).
JLB y su hermana Norah aprendieron a leer en inglés yen español, pero ninguno de los dos asistió a la escuela durante los primeros años de su infancia. Sin embargo, ya cumplidos los 9 años, decidieron inscribir a JLB (Georgie) en una escuela pública cercana.
En su autobiografía, JLB menciona la desconfianza que su progenitor, como anarquista, sentía por toda obra encarada por el Estado (pág. 43). De todas maneras, entre las familias más acomodadas era de buen tono que los niños fueran educados por institutrices europeas.
Borges coincide con Victoria Ocampo en resaltar el menosprecio que sentía la clase ilustrada por los españoles y su lengua. Sarmiento creía que muchos de los males del país se debían al carácter hispánico y sostenía que para desarraigarlos era preciso también superar esa influencia que él entendía subsistente en el espíritu del gaucho argentino (pág. 44).
[1] Desde muy niño “cuando le hablaba a mi abuela paterna lo hacía de una manera, y después descubrí que eso se llamaba hablar en inglés, y cuando hablaba con mi madre o mis abuelos maternos lo hacía en un idioma que después resultó ser el español” (pag. 34)
[2] Ver en este mismo blog los versos dedicados por JLB a Rosas.
Un texto excelente, que al recorrer la biografía de Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo (en adelante JLB) y de sus ascendientes, nos invita también a recordar de otra manera la historia de nuestro país, desde antes de sus orígenes, en pleno Virreinato. Varios de los ancestros de las familias Borges y Acevedo habían tomado parte en las guerras de la independencia americana y en las luchas civiles del siglo XIX. El linaje es de soldados y estancieros: “Mi patria es un latido de guitarra, unos retratos y una vieja espada”. Salas armoniza sus propias reflexiones con textos del propio JLB. Dirá que la historia de la patria se confunde así con la biografía familiar, son la misma cosa (cap. 1). Aquí se nos agrega otro nivel de análisis en cuanto nuestras propias reflexiones se superponen a las del biógrafo. El propio JLB en sus obras retoma algo míticamente la historia de sus antepasados en el contexto del país, próceres o mártires desde la independencia, las luchas civiles contra el rosismo (aunque algún familiar fuera rosista) la participación en la revolución mitrista, etc.
Su escenario de la infancia: una familia aristocrática venida a menos, que se muda a lo que entonces eran los confines de la ciudad (Palermo) donde aprende con igual destreza inglés y español[1], vive sumergido en una biblioteca de ilimitados libros ingleses (cap 3) origen e inspiración de muchas de sus obras, con una ventana por la cual espiaba el mundo de los malevos del arrabal que de alguna manera lo fascinaban
Si quisiéramos delimitar la importancia de la historia de Borges y su familia, así considerada, para la disciplina ‘Historia de la Educación’ sería difícil excluir alguno de los atrapantes capítulos del libro que estamos comentando. La historia es un resumen vívido como si fuera contado por un testigo ocular – que llamativamente había perdido la visión – y que nos cuenta la historia con un singular posicionamiento – no siempre es fácil coincidir con JLB – pero siempre con estupenda maestría. La convierte en ensayo o en poesía (como la que dedica a Rosas [2]contradiciendo una tradición familiar, pues no lo trata con toda la vehemencia que se hubiera esperado), relee el Martín Fierro de Hernández, libro con el que tiene una relación particular:
“Mi madre me prohibió la lectura del Martín Fierro, porque lo consideraba un libro sólo adecuado para rufianes y que nada hablaba de los verdaderos gauchos. También éste lo leí a escondidas. Los sentimientos de mi madre se originaban en que Hernández había sido partidario de Rosas y, en consecuencia, un enemigo de nuestros antepasados unitarios”.(pag 36-37)
Admiró el libro desde el punto de vista literario, pero insistía en que la suerte de Argentina hubiera sido distinta si en lugar de elegir un soldado desertor, prófugo, asesino, borracho y provocador como modelo de la literatura argentina, se hubiera elegido el Facundo de Sarmiento. Luego se convencerá que fue Lugones quien lo elevó a la categoría de héroe. El culto a la obra ha llevado al culto absurdo del gaucho Martín Fierro (pág. 37-38).
JLB y su hermana Norah aprendieron a leer en inglés yen español, pero ninguno de los dos asistió a la escuela durante los primeros años de su infancia. Sin embargo, ya cumplidos los 9 años, decidieron inscribir a JLB (Georgie) en una escuela pública cercana.
En su autobiografía, JLB menciona la desconfianza que su progenitor, como anarquista, sentía por toda obra encarada por el Estado (pág. 43). De todas maneras, entre las familias más acomodadas era de buen tono que los niños fueran educados por institutrices europeas.
Borges coincide con Victoria Ocampo en resaltar el menosprecio que sentía la clase ilustrada por los españoles y su lengua. Sarmiento creía que muchos de los males del país se debían al carácter hispánico y sostenía que para desarraigarlos era preciso también superar esa influencia que él entendía subsistente en el espíritu del gaucho argentino (pág. 44).
[1] Desde muy niño “cuando le hablaba a mi abuela paterna lo hacía de una manera, y después descubrí que eso se llamaba hablar en inglés, y cuando hablaba con mi madre o mis abuelos maternos lo hacía en un idioma que después resultó ser el español” (pag. 34)
[2] Ver en este mismo blog los versos dedicados por JLB a Rosas.
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