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HISTORIA DE LA EDUCACIÓN

Seminario optativo de la Maestría en Educación Universitaria

09 junio, 2009

Poesía Goliarda (Carmina Burana)

Algunos de los versos que componen la poesía goliarda de la Edad Media, 
más conocida por el público a partir de la musicalización de Carl Orff:
Oh Fortuna, variable como la Luna, como ella creces sin cesar o desapareces.
¡Vida detestable! Un día, jugando, entristeces a los débiles sentidos,
para llenarles de satisfacción al día siguiente.
La pobreza y el poder se derriten como el hielo ante tu presencia.
Destino monstruoso y vacío, una rueda girando es lo que eres,
si está mal colocada la salud es vana, siempre puede ser disuelta, eclipsada y velada; me atormentas también en la mesa de juego;
mi desnudez regresa, me la trajo tu maldad.
 
El destino de la salud y de la virtud está en contra mía,
es atacado y destruido siempre en tu servicio.
En esta hora sin demora toquen las cuerdas del corazón; el destino derrumba al hombre fuerte que llora conmigo por tu villanía.
 2. Llanto por las ofensas de Fortuna
 Lloro por las ofensas de Fortuna con ojos rebosantes, porque sus regalos para mí ella rebeldemente se los lleva.
Verdad es, escrito está, que la cabeza debe tener cabello
pero frecuentemente sigue un tiempo de calvicie.
 
En el trono de Fortuna yo acostumbraba a sentarme noblemente con prosperidad y con flores coronado; evidentemente mucho prosperé feliz y afortunado, ahora me he desplomado de la cima privado de la gloria.
La rueda de la Fortuna gira; un hombre es humillado por su caída,
y otro elevado a las alturas. Todos muy exaltados; el rey se sienta en la cima, permítanle evitar la rutina ya que bajo la rueda leemos que Hécuba[1] es reina.
II.- PRIMAVERA
3. La cara jovial de la Primavera
La cara jovial de la primavera está de frente al mundo;
la severidad del invierno ahora huye derrotada con variada vestimenta.
Flora reina, y en el espeso bosque es alabada con agradables himnos.
Postrado en el regazo de Flora, Febo nuevamente ríe con más de una
flor a la que está unido. Céfiro con dulce aliento perfuma su camino.
Nos abandona raudo para competir por el premio del amor.
Aves cantando, dulce Filomena; varias flores sonrientes en prados apacibles; una bandada de pájaros revolotea por el bosque placentero,
y un coro de doncellas ofrece, felicidad por millares.

[1] En la mitología griega Hécuba es la segunda esposa de Príamo, rey de Troya y uno de los personajes de La Ilíada. Se trata de la hija de Dimas, rey de Frigia, según esta obra, aunque también se la ha considerado hija de Sangarios y de la ninfa Evagora.