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HISTORIA DE LA EDUCACIÓN

Seminario optativo de la Maestría en Educación Universitaria

23 septiembre, 2008

Puiggrós: cap 4: Civilización o barbarie

CIVILIZACIÓN O BARBARIE

Puiggrós, Adriana (2003). Civilización o barbarie. En: Qué pasó en la educación argentina. Breve historia desde la conquista hasta el presente. Bs. As. : Galerna, cap 4, pp 57-72 (Resumen y notas: JC Paradiso, para uso de la cátedra).

La organización de los establecimientos educativos en forma de sistema escolar y los principios de gratuidad y obligatoriedad (en los primeros años de la nación) estuvieron defendidos por los caudillos tanto como por el conservadurismo liberal[1] porteño. Para nombrarlos según la caracterización de la autora: por la pedagogía federalista popular y la pedagogía liberal oligárquica. Los caudillos pretendían que la organización de la educación reflejara su proximidad política con la gente a la cual gobernaban. Su obra educacional estuvo dirigida a los habitantes de los pueblos y del campo que confiaban en ellos. A su vez, el interés de la oligarquía liberal estaba centrado en la educación de los dirigentes, junto con una atracción estética por el progreso, que los seducía por ser una moda en Europa. Pero no les interesaba como un eje de la vida de la población.

Rivadavia (pág. 57)
El arquetipo del conservadurismo liberal porteño fue Rivadavia, quien actuó en la educación argentina desde el Primer Triunvirato. Adhería al utilitarismo inglés y a la ‘ideología’ (corriente europea de corte conservador). Su visión geopolitica se circunscribía a los intereses de los porteños de levita. Subordinado a Inglaterra, contrata el empréstito con la Baring Brothers, que podríamos señalar como fundador de nuestra política de endeudamiento externo. Representando a capitales ingleses, disputó las minas de Famatina al grupo riojano integrado entre otros por Facundo Quiroga.
Creó la Bolsa de Comercio. La enfiteusis es muy discutida en cuanto a sus resultados efectivos.
Aisló fuertemente a Bs As de las provincias. Su mentalidad administrativa y centralista fue una de las primeras expresiones de la naciente oligarquía porteña.
Rivadavia introdujo el método lancasteriano en todas las escuelas de Bs. As., decretó la obligatoriedad escolar y promovió escuelas para niñas, la educación media (Colegio de Ciencias Morales, que más tarde origina críticas de Alberdi), crea la Universidad y estimula la enseñanza de la ciencia.

¿Cuál era la diferencia entre el imaginario educacional de Rivadavia y el de los caudillos progresistas?
Rivadavia opta por el modelo napoleónico, consistente en una pirámide cuya cúspide la ocupa la universidad, rectora de todos los establecimientos educativos. Busca una centralización completa de la educación en el poder porteño. La idea era absolutista en el sentido que tenía lo público en la concepción napoleónica. Circunscribe la reforma a Bs As. (Artigas trata de difundirla a las provincias del Litoral). Rivadavia aspiraba a formar una minoría esclarecida y privilegiada (López vinculaba la educación de los provincianos con la integración de la sociedad nacional).
Los caudillos progresistas promovieron Juntas Protectoras de Educación, provinciales y locales, en la que los vecinos tuvieran activa participación y defendieran la autonomía de los sistemas educativos de sus provincias.
El sujeto pedagógico imaginado por Rivadavia se caracterizaba por su aislamiento respecto del resto de los connacionales, una mentalidad moderna, utilitaria, economicista y desinteresada del contexto social. Un mismo método, en este caso el de Lancaster, cobra dimensiones distintas en el discurso rivadaviano o en el de Artigas.
Del imaginario pedagógico rivadaviano se deriva un liberalismo elitista o un conservadurismo modernizante; del de los caudillos progresistas surge un federalismo pedagógico democrático que se engancha con las propuestas de Simón Rodríguez (aunque éste sea un radical).

Religión o muerte (pág. 59)
El tradicionalismo conservador, el nacionalismo y la exaltación de lo popular fueron expresados en las propuestas educacionales de Juan Facundo Quiroga y Juan Manuel de Rosas.

Quiroga
Defendía una educación tan contradictoria con el liberalismo porteño como con las reformas provinciales progresistas. Prohispánico y localista, comparte la concepción educacional colonial arraigada en el NOA y no se le ocurría dudar de que el campo de la educación no fuera propiedad natural de la Iglesia Católica. Se opone a las concepciones pedagógicas modernas, el laicismo liberal, el protestantismo y los intereses ingleses: todos parecían parte de lo mismo. Defiende la vieja cultura y la educación tradicionales bajo el lema “Religión o muerte” y dio cauce a la expresión de la cultura popular de su provincia, que era muy tradicionalista.

Rosas
Sostuvo una pedagogía en la misma línea de Quiroga. La defensa del orden educativo colonial fue coherente con al nacionalismo católico y conservador. El enfrentamiento de Rosas con la Liga Federal tuvo como motivación una disputa entre los intereses ganaderos de la provincia de Bs As y los ganaderos del interior, que defendían López, Ramírez y Bustos.
Juan Manuel de Rosas establece una dura censura de prensa y quema libros públicamente, persigue al Salón Literario, expulsa a los intelectuales liberales, acusándolos de afrancesados a la par que defiende la nación contra la escuadra francesa. Lamentablemente contraponía los valores de democracia liberal con el de defensa de la Nación.
àRosas no se ocupó especialmente de la educación, que quedó en manos del inspector general de escuelas, Saturnino Segurola. Los contenidos fueron homogeneizados al conservadurismo popular. Se impuso la divisa punzó, el juramento a la Santa Federación y otros rituales federales.
Se borraron del presupuesto los salarios docentes y se estableció que los padres pagaran los gastos de educación, incluso de útiles escolares. Aquellas escuelas que no pudieran sostenerse por esos medios debían clausurarse. Se decía que era por la necesidad de fondos para la guerra con Bolivia y el bloqueo anglo-francés. Rosas se oponía a la obligatoriedad escolar y a los principios de la educación pública.
Su principal asesor en cuestiones culturales, el italiano Pedro de Angelis, se manifestaba a favor de la libertad de mercado en la educación y de la prioridad de la familia. El Estado no debía financiar la educación, que debía estar en manos privadas. La enseñanza no debía apartarse de los contenidos acordes con el gobierno y la Iglesia.
Establecen aranceles en las escuelas primarias públicas y se despide a los niños que no podían pagarlos. Cerró la casa de Niños expósitos y quitó el financiamiento a la universidad.
En 1836 entrega la educación a los jesuitas, con quienes luego tiene diferencias políticas. Rosas adjudicaba a la educación un papel más ligado al orden que al trabajo, a la ritualización del régimen que a la formación de productores.
De Angelis era contradictorio, porque en años anteriores había promovido experiencias educativas liberales. Incluso había creado la Escuela Lancasteriana. Por otra parte había criticado la política de Pedro Baladia, el difusor del método del cuáquero Lancaster.
Con Rosas forma parte de una comisión para la revisión (y censura) de los libros de texto. Como le gustaba polemizar, asume la defensa de Rosas contra los intelectuales liberales, como Esteban Echeverría. Imaginativo, aventurero, culto, impulsivo y oportunista. No pactó con la Iglesia sino con el poder estatal. Rosas, a su vez, no subordinó su política cultural a la Iglesia, sino que trató de utilizarla para consolidarse. Cuando se produjo alguna disputa de poderes, dio más importancia a los terrenales que a los divinos y expulsó a los jesuitas.


Liberalismo pedagógico de la generación del 37 (pág. 63)
La joven generación reunía a jóvenes liberales demócratas que se diferenciaban tanto de los unitarios como de los federales rosistas, aunque no todos se enfrentaron a las instituciones de Rivadavia. Más de 30 de ellos fundaron la Asociación de Mayo, para una revolución moral, ya que la material no era entonces posible. Y pretendían prender lentamente, sin violencia. Sus ideales tenían palabras claves: Mayo, democracia, fraternidad, igualdad social, libertad, sufragio, representación, educación /ilustración, ciudadanía, dignidad, trabajo, libertad de conciencia como condición, independencia entre sociedad civil y religiosa, instrucción popular para superar la minoridad y la necesidad de tutela.
Los subscriptores del Dogma socialista ponen límites al elitismo: no basta con educar una clase dirigente, si el pueblo no lo está.
Echeverría se ocupaba de los principios, Alberdi de la organización económica y las instituciones, Sarmiento de la cultura y educación. En cierto sentido su obra es precursora del positivismo pedagógico que se desarrolló hacia fines del siglo XIX.

Educación para el trabajo-.
Crítica de Alberdi a la concepción pedagógica de Rivadavia (pág. 65)
(Alberdi: ‘La educación no es la instrucción’)
Alberdi sostiene que los ensayos de Rivadavia llevaban a formar demagogos, sofistas, monárquicos. En vez de un Colegio de Ciencias Morales debía haberse creado un colegio de Ciencias exactas y aplicadas a la industria.
Ataca al catolicismo académico y la religión verbalista, pero lo distingue de la religión práctica, vinculada con la sociedad y sus necesidades.
Sólo concibe al sujeto pedagógico como una proyección de la cultura francesa, de la laboriosidad inglesa, de la eficiencia norteamericana. Igual que Sarmiento borró al sujeto social real y volvió abstracta su propuesta educativa.

Sarmiento y la educación popular 66
Desde su diario ‘El Zonda’ y la Sociedad Literaria provincial de San Juan (filial de la Asociación de Mayo) critica al rosismo, por lo cual debe emigrar a Chile.
En EEUU 67 se muestra complacido por la intervención de las municipalidades y asociaciones civiles en la educación, donde la educación estatal estaba supervisada por ciudadanos elegidos por voto popular.

Sarmiento y Horace Mann (pág. 68)
Horace Mann impulsó un sistema educativo que a las escuelas sumó otras instituciones educacionales de mucho arraigo popular, como las conferencias públicas y la predicación laica. Mann, en la educación secundaria, propuso formar ciudadanos integrales y no solamente orientados por necesidades de las empresas.
En cuanto a Sarmiento, propuso dar a la población una formación básica integral que elevara su cultura. Dio importancia al desarrollo de las escuelas de artes y oficios y quiso una educación racional y científica, pero no fue simplemente un utilitarista.
Sarmiento creía que la educación puede cambiar las sociedades, pero si los sujetos son educables. Porque existían muchos bárbaros ineducables.
Sarmiento realizó dos cosas al mismo tiempo[2] : ‘promovió el sistema educativo más democrático de su época, pero al mismo tiempo realizó una operación de exclusión de los sectores populares’. A la escuela pública del imaginario sarmientino concurría un sujeto abstracto, que jamás llegó a existir. (pag 69)
Fundador de la sociología de la educación, antecesor del positivismo[3] y del funcionalismo pedagógico. 69 Su modelo apuntaba a imponer una forma de ser, de sentir y de hablar, un modelo capaz de operar sobre la sociedad cambiándola y controlándola. La idea de seleccionar a los más aptos era coherente con la inmigración nor-europea y el apoyo a las campañas al desierto.
La disociación entre el pueblo real y el pueblo al cual se educaría democráticamente era constitutiva del imaginario pedagógico de Sarmiento.
De EEUU y Europa extrajo los modelos más participativos, los sistemas de enseñanza que tenían más capacidad para llegar a los confines del país, las experiencias que garantizaban el arraigo de la educación en la comunidad. La instrucción pública sería una responsabilidad colectiva … (70)
Al Estado le asigna un rol fundamental: esto es bien conocido.
Sus principales sostenedores fuera del Estado serían las cooperadoras, las asociaciones de padres, las sociedades populares y las bibliotecas públicas. “Sarmiento, que admiraba la experiencia norteamericana, no reconocía la tradición que tenían en nuestro país las asociaciones protectoras de la educación y las bibliotecas públicas”[4]
Además de la escuela integrarían el sistema: instituciones educativas no formales, instituciones de la comunidad.
Conferencias públicas y de predicación laica como las que observó en Massachusetts (H. Mann)
En ‘Educación Popular’ expuso sus ideas sobre los métodos de enseñanza de la lectura y escritura, organización y administración escolar comparando diversos países.
El sistema requería de educadores profesionales. En Chile (durante su exilio) había creado la primera escuela normal, escuela de preceptores de Santiago, formando educadores laicos y profesionales. Ya Francia y USA habían tenido que formar maestros profesionales laicos para instalar un sistema educativo moderno independiente del poder eclesiástico.
Las tendencias educativas mencionadas no alcanzaron una síntesis. Existen elementos incompatibles que pertenecen a proyectos enfrentados. Pero la historiografía tradicional, tanto la nacionalista como la liberal, sólo fue capaz de usar una lógica dualista, estableciendo contradicciones como en el caso de liberales y nacionalistas, pero no detectó que Sarmiento puso en marcha un sistema que ya habían iniciado en muchas provincias los caudillos progresistas.
El sistema educativo creció de acuerdo con los parámetros de principalidad del Eatado y siguiendo la forma de escolarización, pero dejó irresuelto el problema de la relación con la comunidad y su mayor punto de conflicto fue su carácter unitario o federal. Y pese a los principios organizadores liberales del sistema, el nacionalismo católico se instaló fuertemente en el discurso.-

Literatura y filmes
Sarmiento: Facundo
Echeverría: La cautiva
Mármol: Amalia
Antín, Manuel: Vida de Rosas
Bemberg, María Luisa: Camila
Del Carril, Hugo: Yo maté a Facundo

[1] Esta caracterización nos suena como contradictoria, al asociar dos términos de significados opuestos. Es preferible usar las categorías que la misma autora propuso en el capítulo anterior.
[2] Obsérvese que entre ambas constituyen un movimiento contradictorio de inclusión/exclusión
[3] Antecesor del Positivismo: Pueden citarse, entre otros rasgos, el diseño del mobiliario escolar, control de los cuerpos, regímenes disciplinarios y formas de selección de la población escolar.
[4] Creo que este párrafo confuso (pág. 70) debe interpretarse así: Creyó que creaba las asociaciones protectoras y las bibliotecas populares con el modelo yanqui sin reconocer que esa tradición ya existía en nuestro país.