Weinberg, G. (1984): Modelos educativos en la historia de América Latina. Bs.As.: UNESCO / CEPAL / PNUD/ Kapelusz, cap 1: 32-) Resumido y comentado por J.C. Paradiso para uso de la cátedra.
Imágenes obtenidas del sitio: http://html.rincondelvago.com/arquitectura-y-sociedad-inca-en-el-periodo-clasico.html-y-sociedad-inca-en-el-periodo-clasico.html
Desde un tiempo a esta parte ha comenzado un proceso de revalorización de la visión de los vencidos a través de la búsqueda del reverso de la conquista (M. León-Portilla, 1970). Adquiere interés el traumatismo de la conquista, que puede leerse en elegías mayas o quechuas y que se define por una desposesión, un hundimiento del universo tradicional. La derrota posee un alcance religioso y cósmico: significa que los dioses perdieron su potencia sobrenatural.
Los orígenes de los Incas son legendarios, pues en algunos casos pretendían descender de Huiracocha (divinidad tiahuanaquense) y en otros de Manco Cápac y de su esposa Mama Ocllo (pag 34).
Los orígenes de los Incas son legendarios, pues en algunos casos pretendían descender de Huiracocha (divinidad tiahuanaquense) y en otros de Manco Cápac y de su esposa Mama Ocllo (pag 34).
Su foco de irradiación inicial puede localizarse en el Cuzco, a mediados del siglo XIII. Sucesivas conquistas a expensas de otros pueblos de elevada cultura, les permitieron formar un gran imperio, el Tahuantisuyo (que quiere decir las cuatro partes del mundo), extendido desde Colombia hasta Chile y Argentina.
Mucho de lo que se conoce de los Incas se debe al Inca Garcilaso quien a su vez cita algunos relatos anteriores, como el Padre jesuita Blas Valera.
Los pasajes del Inca Garcilaso son un buen punto de partida para conocer la educación entre los incas, esbozando los rasgos generales del modelo de sociedad.
Los testimonios usados tienen el valor de ser de la época, narrados por protagonistas. Weinberg reconoce que para casi todos los historiadores contemporáneos, el Inca Garcilaso tiene sobresaliente importancia, a pesar de que hay omisiones de aspectos de las culturas preincaicas. Y aunque hay mucha subjetividad e idealización de la cultura, no falsea su veracidad fundamental.
Idioma
Empleaban la lengua incaica runa-simi (lengua de hombre) – que los conquistadores llamaron quechua – como instrumento imperial de penetración y consolidación de sus instituciones. Los incas impusieron su lengua general a todas las naciones en detrimento de la natural o materna, de manera que se hablaba hasta Chile y Tucumán al sur.
Economía
La sociedad se asentaba sobre una economía agrícola intensiva. Las unidades religiosas y productivas eran llamadas ayllu. Cultivaban colectivamente el suelo, que aprovechaban al máximo por sus ciclópeas obras de ingeniería: acueductos, canales, por los que sembraban hasta en las laderas de las montañas. Tenían excedentes con los que podían mantener un gran ejército con el cual conquistaron dilatados territorios. Construyen un Imperio por sucesivas conquistas que se extiende desde el sur de Colombia hasta el norte de Argentina y Chile.
Fue un Imperio centralizado, colectivista pero no socialista. Capaz de satisfacer las necesidades de toda la población, pero imponiendo el idioma, el culto solar, la edad del casamiento y el vestido; prohibían los viajes y los cambios de residencia.
Organización vertical y fuertemente jerarquizada:
La parte superior (clan incaico)
Diversas capas aristocráticas de parientes reales
Curacas o señores, que presidían en paz y guerra a los suyos
El pueblo, las grandes mayorías de campesinos, artesanos, esclavos. Debían prestar obligatoriamente servicios al Estado, cultivo de la tierra, minas, ejército o las obras públicas.
La formidable centralización imponía su autoridad hasta los rincones más apartados. Disponían para ello de una eficiente y compleja administración, comunicaciones seguras (calzadas y puentes que han sido comparadas con las de los romanos) y chasquis o correos que tenían puestos por los caminos (Garcilaso, libro VI, cap VII) y les permitían comunicar noticias con gran velocidad.
Educación
Existía un sistema de enseñanza rígidamente organizado y estratificado que respondía al modelo de la sociedad. La enseñanza institucionalizada tenía carácter minoritario y selectivo; sus propósitos excedían los de la socialización apuntando a objetivos políticos.
Educación de la nobleza: casa de enseñanza
La educación masculina más elevada ocurría en los yachayhuasi (casa de enseñanza) para la formación de la nobleza masculina. El yachayhuasi establecido en un lugar privilegiado del barrio de las escuelas, era como la universidad, donde vivían los sabios amautas y los haravicus, que eran los poetas que enseñaban las ciencias.
Amauta quiere decir sabio, prudente, filósofo, doctores. Según la imagen idealizada ‘gozaban del mayor respeto y veneración por parte de la sociedad’. Pero para otros constituían una verdadera casta que cayó en el refinamiento, la sensualidad, la molicie y que contribuyó con su enseñanza al sometimiento del pueblo. Los amautas habrían favorecido y estimulado el orgullo de los príncipes, inculcando en el resto de la población formas de obediencia.
El carácter de su enseñanza era aristocrático. El método oral y memorista; para facilitar el aprendizaje se recurría a versificaciones de carácter mnemotécnico que escribían los haravicus o poetas. Imperaba, y tampoco podía ser de otra manera, dado el estilo impuesto, una rígida disciplina reforzada por castigos corporales.[1]
Los estudiantes se convertían en los depositarios de todo el saber superior, teórico y práctico, pues no sólo estudiaban su religión, lengua e historia, sino técnicas indispensables para la administración, artes bélicas, hidráulica, agrimensura, estadística, etc. Ello permitía, llegado el momento, ejercer el gobierno con autoridad y dirigir las grandes obras públicas o las guerras de conquista. Y allí los jóvenes también aprendían a mandar, siendo su destino convertirse en clase dirigente.
Debían conocer refinadamente el idioma. Usaban los quipus o ‘hilos añudados’
El quipu (del quechua khipu = nudo) fue un sistema mnemotécnico de cuerdas y nudos desarrollado en la Cultura Inca; se trataba de cuerdas de lana de uno o varios colores, con numerosos nudos que tenían un valor simbólico. Se utilizó para la contabilidad y como sistema de representación ligüística. En su uso como sistema de numeración, las cuerdas secundarias representan, cada una, un número. Según los antropólogos Urton y Brezine, de Harvard, los quipus se utilizaban en vez de la escritura bidimensional de otras culturas antiguas.
Educación de las mujeres : casa de escogidas
Para las mujeres existían las acclahuasi o casa de escogidas donde se formaban las mujeres que luego serían las sacerdotisas o vírgenes del sol. Resultado de una severa y reiterada selección, pocas de ellas alcanzaban el carácter religioso. Como tenían libertad para elegir, muchas de ellas preferían quedar a disposición del inca, quien las asignaba en matrimonio a miembros de la nobleza de la corte o a curacas; esto último era una forma sutil de influir sobre las poblaciones conquistadas a través de los gobernantes locales o los delegados del poder central. Las mujeres eran elegidas entre la nobleza por su hermosura y su inteligencia. Esto ocurría en vastas regiones del Imperio: existía una ‘casa de escogidas’ en el Cuzco, más una veintena en las provincias. La semejanza de las sacerdotisas con las monjas católicas, las ceremonias de ordenación, el voto de virginidad, llamaron la atención de los españoles.
Y la educación práctica … talleres
El resto de la población, la gran mayoría, recibía una educación predominantemente práctica, sobre todo a través de sus padres, con quienes los hijos varones vivían hasta los 25 años. Como no participaban de un sistema educativo formal, su enseñanza se realizaba a través de la participación en la vida comunitaria y en el mundo del trabajo, ya sea en el campo, en los talleres artesanales, en la milicia o en otras tareas. Ciertas tareas requerían adiestramiento y calificaciones especiales: orfebres, tejedores de tapices y ropa fina, artesanía de vasos no utilitarios, lapidación de piedras finas, mosaicos de plumas, arquitectos de templos y palacios eran preparados por ‘maestros’.
El trabajo formaba parte de la moral y estaba al nivel de un precepto. Así es que desde los niños a los discapacitados, todos tenían alguna tarea apropiada, mientras que el ocio era castigado. Esta cultura y valorización del trabajo desapareció con los invasores.
Para Weinberg sería interesante comparar los sistemas educativos de incas y aztecas con los de la antigüedad clásica (pag 39)
[1] No puede leerse esto sin comparar con lo que sucedía en España en esa época y aún mucho más recientemente, durante el franquismo. Ver al respecto el cuento Manu forti de Pérez Ayala. En todo caso sirve para no idealizar ninguna de las dos posturas frente al problema. Distinto es si lo consideramos desde el punto de vista de la (i)legitimidad de la conquista y del saqueo.
Mucho de lo que se conoce de los Incas se debe al Inca Garcilaso quien a su vez cita algunos relatos anteriores, como el Padre jesuita Blas Valera.
Los pasajes del Inca Garcilaso son un buen punto de partida para conocer la educación entre los incas, esbozando los rasgos generales del modelo de sociedad.
Los testimonios usados tienen el valor de ser de la época, narrados por protagonistas. Weinberg reconoce que para casi todos los historiadores contemporáneos, el Inca Garcilaso tiene sobresaliente importancia, a pesar de que hay omisiones de aspectos de las culturas preincaicas. Y aunque hay mucha subjetividad e idealización de la cultura, no falsea su veracidad fundamental.
Idioma
Empleaban la lengua incaica runa-simi (lengua de hombre) – que los conquistadores llamaron quechua – como instrumento imperial de penetración y consolidación de sus instituciones. Los incas impusieron su lengua general a todas las naciones en detrimento de la natural o materna, de manera que se hablaba hasta Chile y Tucumán al sur.
Economía
La sociedad se asentaba sobre una economía agrícola intensiva. Las unidades religiosas y productivas eran llamadas ayllu. Cultivaban colectivamente el suelo, que aprovechaban al máximo por sus ciclópeas obras de ingeniería: acueductos, canales, por los que sembraban hasta en las laderas de las montañas. Tenían excedentes con los que podían mantener un gran ejército con el cual conquistaron dilatados territorios. Construyen un Imperio por sucesivas conquistas que se extiende desde el sur de Colombia hasta el norte de Argentina y Chile.
Fue un Imperio centralizado, colectivista pero no socialista. Capaz de satisfacer las necesidades de toda la población, pero imponiendo el idioma, el culto solar, la edad del casamiento y el vestido; prohibían los viajes y los cambios de residencia.
Organización vertical y fuertemente jerarquizada:
La parte superior (clan incaico)
Diversas capas aristocráticas de parientes reales
Curacas o señores, que presidían en paz y guerra a los suyos
El pueblo, las grandes mayorías de campesinos, artesanos, esclavos. Debían prestar obligatoriamente servicios al Estado, cultivo de la tierra, minas, ejército o las obras públicas.
La formidable centralización imponía su autoridad hasta los rincones más apartados. Disponían para ello de una eficiente y compleja administración, comunicaciones seguras (calzadas y puentes que han sido comparadas con las de los romanos) y chasquis o correos que tenían puestos por los caminos (Garcilaso, libro VI, cap VII) y les permitían comunicar noticias con gran velocidad.
Educación
Existía un sistema de enseñanza rígidamente organizado y estratificado que respondía al modelo de la sociedad. La enseñanza institucionalizada tenía carácter minoritario y selectivo; sus propósitos excedían los de la socialización apuntando a objetivos políticos.
Educación de la nobleza: casa de enseñanza
La educación masculina más elevada ocurría en los yachayhuasi (casa de enseñanza) para la formación de la nobleza masculina. El yachayhuasi establecido en un lugar privilegiado del barrio de las escuelas, era como la universidad, donde vivían los sabios amautas y los haravicus, que eran los poetas que enseñaban las ciencias.
Amauta quiere decir sabio, prudente, filósofo, doctores. Según la imagen idealizada ‘gozaban del mayor respeto y veneración por parte de la sociedad’. Pero para otros constituían una verdadera casta que cayó en el refinamiento, la sensualidad, la molicie y que contribuyó con su enseñanza al sometimiento del pueblo. Los amautas habrían favorecido y estimulado el orgullo de los príncipes, inculcando en el resto de la población formas de obediencia.
El carácter de su enseñanza era aristocrático. El método oral y memorista; para facilitar el aprendizaje se recurría a versificaciones de carácter mnemotécnico que escribían los haravicus o poetas. Imperaba, y tampoco podía ser de otra manera, dado el estilo impuesto, una rígida disciplina reforzada por castigos corporales.[1]
Los estudiantes se convertían en los depositarios de todo el saber superior, teórico y práctico, pues no sólo estudiaban su religión, lengua e historia, sino técnicas indispensables para la administración, artes bélicas, hidráulica, agrimensura, estadística, etc. Ello permitía, llegado el momento, ejercer el gobierno con autoridad y dirigir las grandes obras públicas o las guerras de conquista. Y allí los jóvenes también aprendían a mandar, siendo su destino convertirse en clase dirigente.
Debían conocer refinadamente el idioma. Usaban los quipus o ‘hilos añudados’
El quipu (del quechua khipu = nudo) fue un sistema mnemotécnico de cuerdas y nudos desarrollado en la Cultura Inca; se trataba de cuerdas de lana de uno o varios colores, con numerosos nudos que tenían un valor simbólico. Se utilizó para la contabilidad y como sistema de representación ligüística. En su uso como sistema de numeración, las cuerdas secundarias representan, cada una, un número. Según los antropólogos Urton y Brezine, de Harvard, los quipus se utilizaban en vez de la escritura bidimensional de otras culturas antiguas.
Educación de las mujeres : casa de escogidas
Para las mujeres existían las acclahuasi o casa de escogidas donde se formaban las mujeres que luego serían las sacerdotisas o vírgenes del sol. Resultado de una severa y reiterada selección, pocas de ellas alcanzaban el carácter religioso. Como tenían libertad para elegir, muchas de ellas preferían quedar a disposición del inca, quien las asignaba en matrimonio a miembros de la nobleza de la corte o a curacas; esto último era una forma sutil de influir sobre las poblaciones conquistadas a través de los gobernantes locales o los delegados del poder central. Las mujeres eran elegidas entre la nobleza por su hermosura y su inteligencia. Esto ocurría en vastas regiones del Imperio: existía una ‘casa de escogidas’ en el Cuzco, más una veintena en las provincias. La semejanza de las sacerdotisas con las monjas católicas, las ceremonias de ordenación, el voto de virginidad, llamaron la atención de los españoles.
Y la educación práctica … talleres
El resto de la población, la gran mayoría, recibía una educación predominantemente práctica, sobre todo a través de sus padres, con quienes los hijos varones vivían hasta los 25 años. Como no participaban de un sistema educativo formal, su enseñanza se realizaba a través de la participación en la vida comunitaria y en el mundo del trabajo, ya sea en el campo, en los talleres artesanales, en la milicia o en otras tareas. Ciertas tareas requerían adiestramiento y calificaciones especiales: orfebres, tejedores de tapices y ropa fina, artesanía de vasos no utilitarios, lapidación de piedras finas, mosaicos de plumas, arquitectos de templos y palacios eran preparados por ‘maestros’.
El trabajo formaba parte de la moral y estaba al nivel de un precepto. Así es que desde los niños a los discapacitados, todos tenían alguna tarea apropiada, mientras que el ocio era castigado. Esta cultura y valorización del trabajo desapareció con los invasores.
Para Weinberg sería interesante comparar los sistemas educativos de incas y aztecas con los de la antigüedad clásica (pag 39)
[1] No puede leerse esto sin comparar con lo que sucedía en España en esa época y aún mucho más recientemente, durante el franquismo. Ver al respecto el cuento Manu forti de Pérez Ayala. En todo caso sirve para no idealizar ninguna de las dos posturas frente al problema. Distinto es si lo consideramos desde el punto de vista de la (i)legitimidad de la conquista y del saqueo.