Eléboro. Planta a la cual los antiguos de Anticira le atribuían poderes curativos, purgantes. Se obtenía de un lugar llamado Anticira. Rabelais destaca su uso como una droga del olvido, para olvidar lo aprendido de memoria, a través de estornudos expulsivos lo purga de “toda la alteración y el perverso hábito del cerebro” que le habían inculcado los profesores de retórica, según comenta Inés Dussel, recordando a Montaigne puesto que la memoria es contraria al ingenio y la inteligencia. “Saber de memoria no es saber”, dice Montaigne; el conocimiento que importa es el que proviene de la experiencia vital y que, en todo caso, tiene que ver con una memoria de las cosas antes que con una memoria de las palabras (ídem, p. 86-88). Frente a la enseñanza memorística, frente al esclerosamiento de una transmisión, el olvido ha actuado como posible reversión de lo heredado.