Evangelios. Son libros escritos después de la muerte de Jesús por sus seguidores, conteniendo relatos de su vida y ejemplos de sus enseñanzas. Algunos se atribuyen a los Apóstoles, otros a continuadores posteriores. Sin embargo, en ningún caso se ha demostrado fehacientemente su autoría. Los estudiosos bíblicos modernos sugieren que generalmente quienes los escribieron habían utilizado las tradiciones o documentos previos del autor a quien se le acredita el libro, y al momento de publicar conservan el nombre del autor original – costumbre literaria de la antigüedad llamada pseudografía. Cuando la Iglesia mucho más tarde decide realizar una selección de los evangelios, desecha la gran mayoría, eligiendo 4 que considera sagrados, que siguen un orden determinado: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Cada uno parece destinado a un público diverso y relata episodios diferentes que, debido a una custodiada selección, trata de evitar contradicciones. Es así que la iglesia va conformando, en los primeros 4 o 5 siglos de su historia, una imagen de Jesús con claroscuros. Una notable carencia es que en ninguno de los libros admitidos como canónicos se hace referencia al período de Jesus mediante entre su infancia y los 30 años. Es entonces cuando es bautizado por Juan el Bautista y comienza su prédica. Esa ‘juventud perdida’ de Jesús en la actualidad se abre a nuevos estudios y ha dado lugar a numerosas interpretaciones.
El Evangelio según San Mateo es considerado por San Agustín de Hipona como el más antiguo y su original era anónimo, pues no estaba firmado. La datación mayoritaria sitúa a este evangelio en los años 80, debido a que se supone que describe la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70, antes de que ésta suceda; presentada como una profecía que ‘posteriormente’ se cumpliría. La reciente aparición del ‘Evangelio de Judas’ lo convertiría quizás en el documento más antiguo y constituye un revulsivo. También se conocen muchos de los evangelios apócrifos, desautorizados por la Iglesia, que muestran aspectos desconocidos de Jesús, narrando episodios plausibles al lado de otros lindantes con la magia negra.
El Evangelio según San Mateo es considerado por San Agustín de Hipona como el más antiguo y su original era anónimo, pues no estaba firmado. La datación mayoritaria sitúa a este evangelio en los años 80, debido a que se supone que describe la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70, antes de que ésta suceda; presentada como una profecía que ‘posteriormente’ se cumpliría. La reciente aparición del ‘Evangelio de Judas’ lo convertiría quizás en el documento más antiguo y constituye un revulsivo. También se conocen muchos de los evangelios apócrifos, desautorizados por la Iglesia, que muestran aspectos desconocidos de Jesús, narrando episodios plausibles al lado de otros lindantes con la magia negra.
Figura: Saint Matthew, original del siglo IX (Ebbo Gospels in the Municipal Library, Épernay, France). Muestra a San Mateo escribiendo un evangelio. (Tomado de Wikipedia)