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HISTORIA DE LA EDUCACIÓN

Seminario optativo de la Maestría en Educación Universitaria

15 agosto, 2007

Blas Valera II: Sorprendentes interpretaciones

Recapitulemos. Pocos se acuerdan de Blas Valera. Tuvo mucho menos prensa que el inca Garcilaso de la Vega. Pero quien haya leído los ‘Comentarios Reales’ de Garcilaso, se habrá encontrado con referencias hacia escritos anteriores – perdidos – de aquel otro mestizo de oscuro pasado y misterioso final. No sólo eso: fue el último mestizo que pudo ingresar a la orden de los jesuitas.
Garcilaso recupera algunas informaciones que habían sido recopiladas por Valera y que éste no alcanzó a hacer públicas. Pero hay otras identidades que están detrás de este juego tan interesante de ‘préstamos literarios’. Vemos. Otro indigenista, más o menos contemporáneo de ambos, Felipe Guaman Poma de Ayala, es conocido como el autor de “La nueva Corónica y Buen Gobierno”. Según algunos estudios, este texto, familiar a los investigadores sobre los incas, publicado por Guamán bastante tiempo después de la muerte oficial de Blas Valera, en realidad habría sido obra suya.
Entonces tenemos, según estas hipótesis, un exitoso ‘Comentarios Reales’ poco menos que plagiado a Blas Valera, éste ‘muerto’ oficialmente según los jesuitas, pero en la realidad escondido bajo otras identidades y escribiendo nuevos textos que debería firmar con otros nombres. Quien prestó su nombre – y a cambio de ello por lo menos pudo pasar a la posteridad – fue el hasta entonces desconocido Guamán.
La historia no se detiene. Pero no se trata de una simple refutación de Fukuyama. Lo que sucede es que tampoco permanece inmutable lo que estaba escrito desde hace cientos de años. Y los que hacen tornar obsoletos los registros historiográficos son quienes se empeñan en arrojar nuevas miradas y lecturas sobre aquel inquietante pasado que involucra a los españoles armados con la espada, a las órdenes religiosas armadas con la cruz, a los hijos del mestizaje de indígenas con militares españoles que no acababan de encontrar su verdadera ubicación étnica y cultural. Y siempre, como una sombra tenebrosa, la Santa Inquisición.
Cualquier similitud con el más reciente fenómeno del ruso Michel Bajtin quien, sospechoso para la policía stalinista, reaparece con diversas identidades, es mera coincidencia.
Las últimas investigaciones que amenazan las bases de la historiografía de la conquista española provienen de manuscritos encontrados en Italia, donde la Compañía de Jesús guardaba documentos secretos de aquella época. Los manuscritos Miccinelli (que no deben confundirse con Minelli, que es el apellido de quien publica los estudios y realiza las inferencias) se hicieron públicos hace poco más de una década y constituyen una fuente que podría terminar de aclarar algunos hechos sobre los cuales sólo existen conjeturas, como el banquete que ofreció Hernán Cortés a los incas, que terminó con la muerte de muchísimos indígenas y que, como algunos ya sospechaban, se debió a envenenamiento. La fuente parece ser nada despreciable: el padre de Blas Valera, capitán del ejército español, seductor de una indígena peruana. Y el mestizo, ordenado sacerdote, corría hacia Europa con su secreto para que el Papa impusiera orden en las huestes conquistadoras … finalmente impusieron el silencio definitivo al infortunado Blas Valera. En la Compañía de Jesús había quienes no querían que la verdad se conociese. No está claro si la ‘muerte oficial’ de Blas Valera fue en realidad una protección para salvarle la vida o una obligación de callar para siempre, al ser privado de su identidad. La pregunta debería ser doble: ¿realmente murió cuando se anunció? Y si no fue así: ¿Por qué el falso anuncio?
Y antes de cerrar esta breve introducción al texto, me gustaría señalar que la relación de los indígenas – y sobre todo los mestizos – con la cultura nativa, fue a veces bastante tortuosa. A los ocultamientos y préstamos literarios, a las lealtades ambiguas, las cárceles y las muertes, deberíamos agregar las curiosidades, como el famoso destructor de idolatrías sobre el cual nos extendemos en otra parte de este blog (Ver Frnacisco de Ávila).
Juan C. Paradiso
Lo que sigue es el extracto obtenido de Internet.

Hemos visto parte de la ‘Historia Oficial’ sobre Blas Valera. Últimamente han circulado manuscritos (Miccinelli) que dan origen a nuevas hipótesis. El objetivo del jesuita Blas Valera en Europa habría sido informar al Papa la verdad sobre Pizarro, quien habría envenenado a los soldados de Atahualpa con una mezcla de arsénico y vino, hecho relatado a Valera por otro conquistador, su propio padre, el capitán Luis Valera. La Compañía de Jesús, para impedirlo lo encarcela y luego informa de su muerte en 1597 (¿castigo, silenciamiento o protección contra la Inquisición?).
A partir de allí Valera en realidad se habría escondido en España, donde se dice que compartió parte de sus trabajos con el Inca Garcilaso de la Vega. Posteriormente habría regresado al Perú en secreto con la intención de publicar su versión de la conquista. Hizo contacto con otros dos jesuitas italianos: Joan Antonio Cumis y Joan Anello Oliva. La "Nueva Corónica y Buen Gobierno", de Felipe Guaman Poma de Ayala, pertenecería a Blas Valera. Éste habría vuelto a España en 1618, donde presuntamente murió al poco tiempo.
Los manuscritos Miccinelli constan de folios escritos por diferentes manos; da cuenta de las desgracias sufridas por el jesuita y pone de manifiesto las simpatías de éste por la cultura andina. Asimismo, incluye una breve gramática del quechua que establece una clave para descifrar los quipus.
Los manuscritos también relatan que durante su estadía en el Perú, como hombre jurídicamente muerto, el P. Blas Valera concibió Nueva Coronica y Buen Gobierno escondiéndose detrás del nombre de Guamán Poma y, para que la simulación resultara aún más verosímil, el mismo Guamán actuó como informante de su propia vida y de sus andanzas mientras que el H. Gonzalo Ruiz prestó su mano como escriba y dibujante y el P. Anello Oliva le brindó ayuda para enredar aún más las cosas, de manera que no se entendiera que el P. Valera (cuyo nombre aún permanecía entre los condenados por la Inquisición y ya había sido declarado muerto) fue quien concibió la obra. Además los dos documentos afirman que Comentarios Reales de Garcilaso es un plagio y deformación del trabajo que Valera le había confiado para que lo imprimiera, bajo la condición que respetara al P. Blas como autor y a sus ideas. http://es.wikipedia.org/wiki/Blas_Valera
La teoría no goza de reconocimiento definitivo, de manera que el enigma envuelve a varios autores.. En sus obras hay referencias a la educación de los Incas. El texto Exsul immeritus Blas Valera populo suo, escrito y firmado por Blas Valera, dejaría constancia al mundo culto de la época, entre ellos a los jesuitas como también a los descendientes de los Incas, de la complejidad de esta cultura que había sido borrada por la conquista. La Historia et rudimenta linguae piruanorum, escrita por Antonio Cumis y por Anello Oliva mucho después de la muerte oficial de Valera, son documentos jesuitas secretos y ni siquiera debían tener difusión interna; la teoría sostiene que Valera, aún vivo, intervino en la obra. A pesar de que no se conservan textos directos escritos por Valera, su lugar en la bibliografía colonial se debe a sus "papeles quemados" (manuscritos en latín salvados parcialmente luego del saqueo ingles de Cádiz en 1596), traducidos en castellano por el Inca Garcilaso e incluidos extensamente en sus Comentarios reales.
Los manuscritos Miccinelli refieren también de la escritura mediante textiles y quipus y permiten inferir la importancia de los números en la cultura de los Incas (Laurencich-Minelli 1996:58-111, 2001: 62-94) y que Blas Valera fue el líder de un movimiento que pretendía mantener viva la cultura inca, insertándola en el cristianismo, en el ámbito del imperio de España (“movimiento neo-inca cristiano”) (Laurencich-Minelli 2000b).
Los documentos Miccinelli provocan fuertemente a los estudiosos: por un lado los inducen al rechazo, de manera que se pueda continuar en el viejo y tranquilo rumbo considerado ya casi indiscutible de la Historia, por el otro nos obligan a cuestionar certezas adquiridas induciéndonos a renovar sus interpretaciones y a construir nuevos panoramas explicativos, aun en el ámbito de tradiciones historiográficas bien consolidadas.
También el contenido polémico de estos documentos, que ya tenía una comprobación parcial a través de varias fuentes externas, ahora resulta ratificado en su aspecto más “novelesco”, como es la información sobre la muerte jurídica de Blas Valera y su composición de la Nueva Coronica y Buen Gobierno. No obstante que ya antes de la celebración del coloquio internacional de Roma, las fuentes externas halladas en el Archivo Histórico Nacional de Madrid por Sabine Hyland (1998) y en el Archivum Historicum Societatis Iesu en Roma por Giuseppe Piras (1998), habían puesto de relieve, las primeras, que las persecuciones infligidas a Blas Valera por el P. General Aquaviva, estuvieron relacionadas a la política evangelizadora del Padre mestizo quien se había enfrentado a las imposiciones de la Inquisición tanto que yo había llegado a la conclusión que Blas Valera era el jefe de un movimiento cuya base era la nulidad de la conquista hecha con el engaño, es decir la carta de Francisco de Cháves (Laurencich-Minelli 2000b). Las segundas fuentes (Piras 1998) indican que existía una divergencia, en el ámbito de la Compañía: por un lado los “rigurosos”, que respetaban y obedecían a la Inquisición, a la jerarquía española y a su imposición de evangelizar haciendo tabula rasa de las culturas precedentes, por el otro el grupo de los jesuitas “celantes”, es decir los que soñaban con reconstituir la iglesia primitiva en las nuevas tierras de Sur América, como el P. Martín de Funes; además este Padre curiosamente muere en su complejo intento de ayudar al P. Diego de Torres en obtener la aprobación de establecer las Reducciones jesuíticas en el Paraguay.
También el tema de la escritura mediante quipus había tenido una comprobación en el atento estudio de Sabine Hyland (en imprenta) sobre el poco conocido Libro I de Ophir de España, de Fernando Montesinos: de allí se infiere que existía una tradición de escritura secreta mediante quipus “usados en lugar de letras” en el Perú y especialmente en la corte de Atahualpa. Ahora, desde la lectura de las Actas, se infiere otro elemento en favor del tema de la escritura sobre quipus.