Tomado del texto Weinberg, G. (1984): Modelos educativos en la historia de América Latina. Bs.As.: UNESCO / CEPAL / PNUD/ Kapelusz, cap 1: 25-32) Resumen para uso de la cátedra por J.C. Paradiso
Al llegar los conquistadores al valle mexicano encontraron un Estado todavía no suficientemente amalgamado, aunque en enérgico proceso de consolidación. Los mexicas (es decir los aztecas de lengua náhuatl, pueblo originario del norte, alcanzaron un alto grado de desarrollo, pues tuvieron conocimientos avanzados en diversas materias, cultivos, escritura, calendario, rudimentos de metalurgia al servicio de objetos suntuarios artísticos, aunque desconocían la rueda y el uso de la fuerza animal para el transporte de carga.
Pueblo guerrero, aunque con los vencidos el modelo de dominación era sutil y parasitario, imponiendo tributos a los pueblos dominados, de manera que los vencidos aportaban alimentos y hombres para los sacrificios, pero mantenían sus autoridades. En la organización social había una fuerte presencia de grupos militares, sacerdotales y burocracia administrativa, todo lo que impone su sello a la educación.
Los ocupantes, usufructuarios de las grandes culturas precedentes intentaron en su beneficio una síntesis de tradiciones y aportes, asimilando dioses y manteniendo restos de las sociedades tribales. Queman los códices de historia de los tepanecas y reconstruyen la propia historia del pueblo mexica, para quedar como elegidos. La enseñanza de la historia adquiere un carácter político, para desplazar la versión de los vencidos. De este modo se desgarraba una de las fuentes de identidad de los pueblos sojuzgados y al servicio de esta transmutación del mensaje se orientará en gran parte la educación de la nueva clase dirigente.
En aquella sociedad el hombre nacía para la guerra y la mujer para el hogar, división que ya desde el nacimiento instituía la partera, al poner en sus manos juguetes distintos. Luego las mujeres seguían a sus madres y los hombres a sus padres, pero la educación doméstica era severa y había castigos duros. No excluía la ternura (ver carta de un padre náhuatl a su hija). La educación doméstica predominaba en la gran masa de la población.
Además de la división por sexo, la escuela constaba de dos tipos de establecimientos, según la clase social a la cual pertenecían los estudiantes: calmécac para los señores por linaje y telpochcalli para la gente de pueblo: campesinos, artesanos y comerciantes. En colegios y casas de recogimiento salían instruidos los mozos para guerras y culto divino. El Estado las tenía a cargo y les daba importancia. Sahún resalta que es admirable que un pueblo de América haya practicado la educación obligatoria para todos y que ningún niño mexicano del siglo XVI, cualquiera fueses su origen social, careciese de escuela. Pero no se ha prestado demasiada atención a la situación de los pueblos sojuzgados por los aztecas.
La intención era formar:
Ø una élite dirigente en los calmécac. Escuela de educación superior para los hijos de los nobles y los sacerdotes, en el que se transmitían las doctrinas y conocimientos más elevados, los cantos e himnos rituales, la interpretación de los ‘libros pintados’ y nociones históricas tradicionales y calendáricas. Se hacía hincapié en la sabiduría y de aquí salían los depositarios de la tradición, es decir intelectuales, conocedores de la historia, del movimiento de los astros, de la escritura y el calendario. Los maestros eran comentaristas de los códices. A los sabios o filósofos a quienes encomendaban la educación superior los llamaban tlamatinime (Sahagún). Eran pensadores creadores de un cuerpo de doctrina, una cosmología ‘hecha de flor y canto’ producto de reflexiones profundas.
Ø por otra parte en los telpochcalli se enseñaba religión y moral, pero sobre todo se adiestraba a los alumnos en las artes de la guerra, para atender a un amplio estrato social cuyo destino quedaba confinado a niveles subalternos de la milicia, la administración y el comercio. Se insistía más sobre aspectos prácticos y físicos.
La educación y el cuidado de los hijos mexicanos despertaron la admiración de muchos españoles. Es posible que este desarrollo cultural sólo fuera en la zona de los mexicas y no de los pueblos sometidos. Por otra parte, el modelo por momentos de carácter iniciático, implicaba riesgos. Así se vio cuando el pueblo quedó decapitado en su clase dirigente durante la guerra de conquista y al cabo de 50 años no quedaba nada de sus tradiciones y habían desaparecido los iniciados en la lectura de sus códices.
Al llegar los conquistadores al valle mexicano encontraron un Estado todavía no suficientemente amalgamado, aunque en enérgico proceso de consolidación. Los mexicas (es decir los aztecas de lengua náhuatl, pueblo originario del norte, alcanzaron un alto grado de desarrollo, pues tuvieron conocimientos avanzados en diversas materias, cultivos, escritura, calendario, rudimentos de metalurgia al servicio de objetos suntuarios artísticos, aunque desconocían la rueda y el uso de la fuerza animal para el transporte de carga.
Pueblo guerrero, aunque con los vencidos el modelo de dominación era sutil y parasitario, imponiendo tributos a los pueblos dominados, de manera que los vencidos aportaban alimentos y hombres para los sacrificios, pero mantenían sus autoridades. En la organización social había una fuerte presencia de grupos militares, sacerdotales y burocracia administrativa, todo lo que impone su sello a la educación.
Los ocupantes, usufructuarios de las grandes culturas precedentes intentaron en su beneficio una síntesis de tradiciones y aportes, asimilando dioses y manteniendo restos de las sociedades tribales. Queman los códices de historia de los tepanecas y reconstruyen la propia historia del pueblo mexica, para quedar como elegidos. La enseñanza de la historia adquiere un carácter político, para desplazar la versión de los vencidos. De este modo se desgarraba una de las fuentes de identidad de los pueblos sojuzgados y al servicio de esta transmutación del mensaje se orientará en gran parte la educación de la nueva clase dirigente.
En aquella sociedad el hombre nacía para la guerra y la mujer para el hogar, división que ya desde el nacimiento instituía la partera, al poner en sus manos juguetes distintos. Luego las mujeres seguían a sus madres y los hombres a sus padres, pero la educación doméstica era severa y había castigos duros. No excluía la ternura (ver carta de un padre náhuatl a su hija). La educación doméstica predominaba en la gran masa de la población.
Además de la división por sexo, la escuela constaba de dos tipos de establecimientos, según la clase social a la cual pertenecían los estudiantes: calmécac para los señores por linaje y telpochcalli para la gente de pueblo: campesinos, artesanos y comerciantes. En colegios y casas de recogimiento salían instruidos los mozos para guerras y culto divino. El Estado las tenía a cargo y les daba importancia. Sahún resalta que es admirable que un pueblo de América haya practicado la educación obligatoria para todos y que ningún niño mexicano del siglo XVI, cualquiera fueses su origen social, careciese de escuela. Pero no se ha prestado demasiada atención a la situación de los pueblos sojuzgados por los aztecas.
La intención era formar:
Ø una élite dirigente en los calmécac. Escuela de educación superior para los hijos de los nobles y los sacerdotes, en el que se transmitían las doctrinas y conocimientos más elevados, los cantos e himnos rituales, la interpretación de los ‘libros pintados’ y nociones históricas tradicionales y calendáricas. Se hacía hincapié en la sabiduría y de aquí salían los depositarios de la tradición, es decir intelectuales, conocedores de la historia, del movimiento de los astros, de la escritura y el calendario. Los maestros eran comentaristas de los códices. A los sabios o filósofos a quienes encomendaban la educación superior los llamaban tlamatinime (Sahagún). Eran pensadores creadores de un cuerpo de doctrina, una cosmología ‘hecha de flor y canto’ producto de reflexiones profundas.
Ø por otra parte en los telpochcalli se enseñaba religión y moral, pero sobre todo se adiestraba a los alumnos en las artes de la guerra, para atender a un amplio estrato social cuyo destino quedaba confinado a niveles subalternos de la milicia, la administración y el comercio. Se insistía más sobre aspectos prácticos y físicos.
La educación y el cuidado de los hijos mexicanos despertaron la admiración de muchos españoles. Es posible que este desarrollo cultural sólo fuera en la zona de los mexicas y no de los pueblos sometidos. Por otra parte, el modelo por momentos de carácter iniciático, implicaba riesgos. Así se vio cuando el pueblo quedó decapitado en su clase dirigente durante la guerra de conquista y al cabo de 50 años no quedaba nada de sus tradiciones y habían desaparecido los iniciados en la lectura de sus códices.
Figura 1: Escultura en México DF que rememora el momento en que los aztecas encontraron la señal para la fundación de su ciudad Tenochtitlán (tomada de Wikipedia).
Figura 2: Sacrificios humanos (tomada de http://clio.rediris.es/fichas/otras_aztecas.htm)