SEBRELI, Juan José (1994): El vacilar de las cosas: signos de un tiempo de transición. Buenos Aires. Sudamericana. En Google Books: Descripción general, reseña, otros textos del autor: http://books.google.com/books?id=hMgzPwAACAAJ&dq=inauthor:"Juan+José+Sebreli"&hl=es&ei=UYpXTOm7J5CouAfE8uXNBA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=5&ved=0CDkQ6AEwBDgK
Fue Hegel quien escribió que ‘la revolución es el vacilar de las cosas’. El propósito de este libro de Sebreli es analizar el pensamiento de los precursores y de los primeros socialistas en el siglo XIX, cotejándolo con los hechos del socialismo como se ha desarrollado en el siglo XX, a fines de deslindar responsabilidades de los ideólogos, que han sido tergiversados.
La ‘izquierda clásica’ estaría representada por Marx, liberadora de la persona humana, defensor de la igualdad y de la libertad, mientras que lo que llama la ‘mala izquierda’ se fue alejando de los valores que la definían, para confundiarse cada vez más con formas no tradicionales de la derecha; incorpora una visión organicista de la sociedad que es típica de la derecha, subordinando al individuo a entidades supraindividuales. Respecto a las movilizaciones de los 60 y 70, distingue la posición de los dirigentes de la de miles de militantes que sufrieron persecuciones, torturas, aunque sostiene que ‘el heroismo y el martirio nunca son prueba de la verdad de una causa’.
La ‘izquierda clásica’ estaría representada por Marx, liberadora de la persona humana, defensor de la igualdad y de la libertad, mientras que lo que llama la ‘mala izquierda’ se fue alejando de los valores que la definían, para confundiarse cada vez más con formas no tradicionales de la derecha; incorpora una visión organicista de la sociedad que es típica de la derecha, subordinando al individuo a entidades supraindividuales. Respecto a las movilizaciones de los 60 y 70, distingue la posición de los dirigentes de la de miles de militantes que sufrieron persecuciones, torturas, aunque sostiene que ‘el heroismo y el martirio nunca son prueba de la verdad de una causa’.
En la historia de las ideas no menos que en la realidad se produce el proceso de alienación: las ideas adquieren una objetividad que se vuelve contra la subjetividad de su creador; las sucesivas generaciones de lectures pueden transformar las obras en algo extraño a los propósitos del autor. Esta idea de Sebreli es congruente con la conocida aserción: ‘el libro es finalmente escrito por el lector’. Sin embargo, ‘a pesar de su fracaso en todas sus formas el socialismo no ha muerto’, en cuanto el fracaso de una teoría en la práctica no siempre se covierte en un argumento en contra de sus propias premisas. Del mismo modo que una idea falsa pudo tener un éxito momentáneo, el fracaso del socialismo puede ser provosorio, quizás las condiciones no estaban dadas. … a las teorías ‘nunca se les debe decir adiós’. De esta manera, en su introducción, Sebreli anuncia lo que será el desarrollo de su tesis ampliamente argumentada y ejemplificada en el libro a través de sus 300 páginas: no todo es como parece: los precursores no son culpables enteramente de los usos que de ellos se hace (Hegel, Marx, Nietszche) los socialistas quizás no lo sean, los mártires no son prueba de la verdad de una idea, ni los fracasos quizás no sean definitivos. Si pudiéramos definir con una sola idea el propósito y la tesis central del autor sería: desde el propio pensamiento de Marx, tratar de desmantelar los diferentes modelos que ha asumido el socialismo del siglo XX y dejar viva la idea de un socialismo posible en el futuro, si es capaz de recrearse. Vale la pena el capítulo sobre la Revolución Francesa, que el autor elige como modelo de todas las revoluciones de la modernidad, incluso de la revolución rusa y de la revolución de mayo, cumpliendo con los mismos ciclos que aquélla.
Juan Carlos Paradiso
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