Autor: Alsina Calvés, José (2005): La educación y la crisis de la modernidad. Obtenido del sitio: http://www.educar-argentina.com.ar/NOV2005/educ110.htm
La institución escolar, en su acepción más amplia, es original de la cultura europea, y muy anterior a la modernidad. La escuela romana, las escuelas monásticas medievales con su Trivium y Cuadrivium, y la propia universidad medieval, conectan de alguna manera con esta tradición pedagógica iniciada en Grecia con la Academia platónica y el Liceo aristotélico.
Sin embargo la institución escolar va a adquirir, con el advenimiento de la modernidad, un nuevo sentido. El discurso político y filosófico de la Ilustración es, antes que nada, un discurso pedagógico. Empezó a finales del siglo XVII y durante el XVIII, cuando los autores del proyecto de una sociedad racionalmente educada creyeron haber sistematizado para siempre la posibilidad de conjugar el progreso moral y material de la humanidad; cuando creyeron haber encontrado en la educación nacional de la masa el instrumento decisivo para controlar el presente y conquistar el futuro. No es casualidad que una de las obras más significativas del pensamiento ilustrado, el Emilio, de Rousseau, sea una obra de pedagogía.
El discurso pedagógico de la modernidad atravesará por diferentes fases, que corresponderán de alguna manera a los diversos estadios de desarrollo del programa de transformación social. Sin embargo habrá elementos comunes en todos ellos: la idea de la plasticidad prácticamente infinita del ser humano, que puede ser pedagógicamente moldeado para encajar perfectamente en el proyecto social; y otra idea, corolario de la primera, de que los cambios en el sistema educativo producen, de manera casi automática, cambios en el ordenamiento social. Esta segunda la vemos formularse muchas veces con un razonamiento inverso: detrás de las deficiencias del sistema social hay deficiencias educativas.
La Ilustración, como primera fase del desarrollo histórico de la modernidad, genera un modelo pedagógico cuyo representante más característico es Pestalozzi. Es muy significativo un cuadro que representa a Godoy, un ministro ilustrado, sosteniendo en una mano un bastón de mando y un libro que reza “educación pública de Pestalozzi”. En torno a 1800 el movimiento pestalozziano estaba muy difundido entre los sectores más activos de la burguesía europea.
La institución escolar, en su acepción más amplia, es original de la cultura europea, y muy anterior a la modernidad. La escuela romana, las escuelas monásticas medievales con su Trivium y Cuadrivium, y la propia universidad medieval, conectan de alguna manera con esta tradición pedagógica iniciada en Grecia con la Academia platónica y el Liceo aristotélico.
Sin embargo la institución escolar va a adquirir, con el advenimiento de la modernidad, un nuevo sentido. El discurso político y filosófico de la Ilustración es, antes que nada, un discurso pedagógico. Empezó a finales del siglo XVII y durante el XVIII, cuando los autores del proyecto de una sociedad racionalmente educada creyeron haber sistematizado para siempre la posibilidad de conjugar el progreso moral y material de la humanidad; cuando creyeron haber encontrado en la educación nacional de la masa el instrumento decisivo para controlar el presente y conquistar el futuro. No es casualidad que una de las obras más significativas del pensamiento ilustrado, el Emilio, de Rousseau, sea una obra de pedagogía.
El discurso pedagógico de la modernidad atravesará por diferentes fases, que corresponderán de alguna manera a los diversos estadios de desarrollo del programa de transformación social. Sin embargo habrá elementos comunes en todos ellos: la idea de la plasticidad prácticamente infinita del ser humano, que puede ser pedagógicamente moldeado para encajar perfectamente en el proyecto social; y otra idea, corolario de la primera, de que los cambios en el sistema educativo producen, de manera casi automática, cambios en el ordenamiento social. Esta segunda la vemos formularse muchas veces con un razonamiento inverso: detrás de las deficiencias del sistema social hay deficiencias educativas.
La Ilustración, como primera fase del desarrollo histórico de la modernidad, genera un modelo pedagógico cuyo representante más característico es Pestalozzi. Es muy significativo un cuadro que representa a Godoy, un ministro ilustrado, sosteniendo en una mano un bastón de mando y un libro que reza “educación pública de Pestalozzi”. En torno a 1800 el movimiento pestalozziano estaba muy difundido entre los sectores más activos de la burguesía europea.
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