Imagen: Catedral de Notre Dame (plano de Turgot 1739)
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 1 LA ERA DE LAS ESCUELAS CATEDRALICIAS (siglo XI)
Bowen, J. : La era de las escuelas catedralicias, Tomo II: 70-115
El nuevo despertar del siglo XI en Europa (pag 70)
Estamos en un momento en el que la civilización Oriental empieza a dar muestras de debilidad y el imperio islámico se disgregaba; es cuando la iniciativa en la investigación y el saber pasa a Occidente, donde las escuelas catedralicias del norte de Europa se convirtieron en instituciones de una actividad cultural revitalizada. Los sucesos que jalonaron este movimiento fueron espectaculares; los padres de la Iglesia trabajaron todos con materiales ya disponibles – la filosofía griega la teología hebrea – y vieron su labor como síntesis y armonización. Ya Clemente, Orígenes, Jerónimo, Agustín había escrito dentro de ese marco, pero el desarrollo de sus pensamiento se interrumpe por las invasiones bárbaras y posteriormente no encuentra buenas condiciones en la organización feudal.
Europa siempre había sido dependiente, nutriéndose de Oriente en lo intelectual y económico, dependiendo hasta de los alimentos y otros productos comerciales que podía importar. Gracias a los esfuerzos de los siglos IX y X, ya en el siglo XI Europa económicamente se bastaba con creces a sí misma, con excedentes de agricultura y manufacturas, que permitieron revivir el comercio. Al mismo tiempo se daba una mayor centralización de la autoridad, concentrada en los gobiernos seculares de Alemania, Francia e Inglaterra y en la Iglesia (el Papa). Las autoridades de la Iglesia y del Estado crecieron paralelamente al desarrollo del comercio. Mercaderes y comerciantes trajeron riqueza a la catedral y al castillo; tanto obispos como señores velaban por la seguridad, y ambas partes se beneficiaban de esta interacción.
La Iglesia dominaba el conjunto, aunque a los largo de esos siglos hubo muchos conflictos en los cuales se enfrentaban a los poderes seculares. Dado que los enfrentamientos con la iglesia tuvieron especialmente como protagonista al imperio alemán, Francia gozó de una relativa tranquilidad y pudo desarrollarse al margen de esas disputas. La prosperidad económica de sus pujantes ciudades, erigidas entorno a las sedes episcopales, desembocó en el símbolo más espectacular de la abundancia medieval: las grandes catedrales.
La catedral 73
Literalmente la palabra (lat. Cátedra, silla, sede) significa la iglesia en que se encuentra el trono del obispo. Las grandes catedrales de piedra empezaron a construirse después del primer milenio; la mayor parte datan
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 2
de 1050 al 1350. Los edificios eran espectaculares, con cimientos hasta 10 metros y alturas que podían sobrepasar los 100 metros, como es la de Chartres, que no era la más elevada. Además se podía reunir una gran cantidad de fieles. Se dice que Amiens llegaba a acomodar hasta 10.000 simultáneamente.
La organización de la enseñanza en el siglo XI 74
Ya en el siglo X existía la aceptación general de la responsabilidad educativa por parte de las catedrales y de otras grandes iglesias. Ello continuó en el siglo XI, con lo que dichas instituciones se convirtieron en punto obvio para el creciente número de personas que aspiraban a una vida cultural.
En el siglo XI, la riqueza que hizo posible la construcción de esos (magníficos) edificios, cambió también otros aspectos de la sociedad y por primera vez se toman disposiciones para educar a una nueva clase acomodada. Nos referimos a la creación del cabildo o sociedad de canónigos, que formaban un clero especial dentro de las catedrales, con el fin de ocuparse de sus funciones administrativas, cada vez más complejas. Aunque el cabildo no constituyó al principio más que un cuerpo de oficios puramente técnicos, pronto cambió su carácter.
Sin embargo, la enseñanza impartida en las catedrales del siglo XI no parecía guardar relación con los nuevos tiempos; aparentaba ser una intensificación de las primitivas formas docentes basadas en la conservación enciclopédica de las artes liberales que quedaban , y además se identificaba exclusivamente con la vida tradicional de los clérigos instruidos. Recién en los siglos siguientes se produciría una reflexión profunda sobre las relaciones entre Estado, Iglesia y el hombre. La teoría política era básicamente agustiniana, pero en versión simplificada. El papa Gregorio VII trató de imponer la supremacía eclesiástica sobre el Estado, mediante una nueva aserción de las teorías políticas derivadas de Agustín, en particular la Ciudad de Dios.
Las escuelas catedralicias o colegiales tenían un carácter de educación puramente eclesiástica. Todos sus estudiantes y profesores eran clérigos o aspirantes a tales, es decir ordenados en algún grado, y los estudios que realizaban eran puramente verbales. Las matemáticas nunca se enseñaron en estas escuelas, con la única excepción del cálculo de fechas y fiestas movibles. Los vestigios que quedaban de esta ciencia se basaban en el modelo pitagórico-platónico, o sea que se utilizaban como simple medio para investigar el plan subyacente del universo. Los conocimientos y técnicas exigidos por la vida práctica se desarrollaron por otros caminos: los gremios
Literalmente la palabra (lat. Cátedra, silla, sede) significa la iglesia en que se encuentra el trono del obispo. Las grandes catedrales de piedra empezaron a construirse después del primer milenio; la mayor parte datan
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 2
de 1050 al 1350. Los edificios eran espectaculares, con cimientos hasta 10 metros y alturas que podían sobrepasar los 100 metros, como es la de Chartres, que no era la más elevada. Además se podía reunir una gran cantidad de fieles. Se dice que Amiens llegaba a acomodar hasta 10.000 simultáneamente.
La organización de la enseñanza en el siglo XI 74
Ya en el siglo X existía la aceptación general de la responsabilidad educativa por parte de las catedrales y de otras grandes iglesias. Ello continuó en el siglo XI, con lo que dichas instituciones se convirtieron en punto obvio para el creciente número de personas que aspiraban a una vida cultural.
En el siglo XI, la riqueza que hizo posible la construcción de esos (magníficos) edificios, cambió también otros aspectos de la sociedad y por primera vez se toman disposiciones para educar a una nueva clase acomodada. Nos referimos a la creación del cabildo o sociedad de canónigos, que formaban un clero especial dentro de las catedrales, con el fin de ocuparse de sus funciones administrativas, cada vez más complejas. Aunque el cabildo no constituyó al principio más que un cuerpo de oficios puramente técnicos, pronto cambió su carácter.
Sin embargo, la enseñanza impartida en las catedrales del siglo XI no parecía guardar relación con los nuevos tiempos; aparentaba ser una intensificación de las primitivas formas docentes basadas en la conservación enciclopédica de las artes liberales que quedaban , y además se identificaba exclusivamente con la vida tradicional de los clérigos instruidos. Recién en los siglos siguientes se produciría una reflexión profunda sobre las relaciones entre Estado, Iglesia y el hombre. La teoría política era básicamente agustiniana, pero en versión simplificada. El papa Gregorio VII trató de imponer la supremacía eclesiástica sobre el Estado, mediante una nueva aserción de las teorías políticas derivadas de Agustín, en particular la Ciudad de Dios.
Las escuelas catedralicias o colegiales tenían un carácter de educación puramente eclesiástica. Todos sus estudiantes y profesores eran clérigos o aspirantes a tales, es decir ordenados en algún grado, y los estudios que realizaban eran puramente verbales. Las matemáticas nunca se enseñaron en estas escuelas, con la única excepción del cálculo de fechas y fiestas movibles. Los vestigios que quedaban de esta ciencia se basaban en el modelo pitagórico-platónico, o sea que se utilizaban como simple medio para investigar el plan subyacente del universo. Los conocimientos y técnicas exigidos por la vida práctica se desarrollaron por otros caminos: los gremios
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) (3)
Los gremios o cofradías (pag 76)
En los siglos XI y XII, las artes y habilidades técnicas necesarias – incluso para la construcción de catedrales – estuvo a cargo de los gremios, semejantes a los collegia de los antiguos romanos. Las cofradías habían sobrevivido desde la época romana como organizaciones religiosas y fraternales; cuando en el siglo XI se asocian al comercio y a los oficios artesanales, mantienen su carácter religioso. Los canteros y albañiles, responsables de la construcción de las catedrales, usaban sus propios talleres, situados junto a dichas catedrales, como locales de reunión donde celebraban sus ritos religiosos y fraternales. Con el tiempo, las técnicas de su oficio llegaron a formar parte de esos ritos, y, dado que muchas de tales técnicas se guardaban celosamente, las actividades del gremio de los albañiles fueron rodeándose cada vez más de elementos secretos, y el acceso a dicho gremio se hizo también más difícil. Este proceso se extendió a todos los demás gremios, y hacia el siglo XII se había introducido la costumbre de formar hermandades compactas que tenían por fin principal preservar los secretos y técnicas de sus respectivos oficios.1
Esto dio pie a que se montara un sistema de calificaciones para la admisión de nuevos miembros, equivalente del que tenían las escuelas catedralicias. Por regla general los gremios se preocupaban de mantener su arte a ciertos niveles, poniendo exigencias en la etapa preliminar del aprendizaje y un aprobada competencia antes de admitir a un nuevo miembro en el gremio o en la cofradía de maestros. Los gremios ejercían un virtual monopolio sobre la práctica del oficio. Se comenzaba como aprendiz, alrededor de los 13 años, etapa de unos 7 años, cuando se llegaba al 2º grado de competencia primaria. Luego sería elevado al rango de oficial. A partir de aquí su admisión en la sociedad de maestros dependía de la realización de una ‘obra maestra’ o tarea específica, que equivalía a un examen final. En todo este proceso iban entremezclados otros requerimientos menos aparentes, ritos secretos y cuasi religiosos. Tales requisitos servían para limitar la admisión de miembros en el gremio, de manera que la mayoría de los trabajadores permanecían toda su vida en el grado de oficiales.
Los gremios fueron el instrumento que permitió a Europa conservar sus conocimientos técnicos, y en muchos casos asimilaron y experimentaron nuevas ideas. Volvieron a dar vida, mediante un diligente estudio, a muchas de las prácticas de la antigüedad que parecían haberse perdido, y ellos mismos se convirtieron en fuente de la que brotaría gran parte del desarrollo científico posterior. Introdujeron innovaciones de musulmanes y mongoles, como la pólvora, la fabricación de papel y la escritura en letras de molde. Los fabricantes de papel se constituirán así en un gremio establecido, mientras las cofradías de escribanos utilizaban la invención china de las letras de molde para letras muy ornamentadas.
1 Ver ‘Education of master masons in medieval studies’ (Shelby)
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 4
2 Dialéctica significa método de buscar la verdad por la discusión, mientras que la lógica estudia los procedimientos para razonar correctamente.(Bowen II: 80)
Con el paso del tiempo los gremios crearon también una literatura propia, generalmente escrita en lengua vernácula, que en muchos aspectos resucitaba la antigua tradición de los manuales griegos y romanos. Los estudios gremiales, no obstante, siguieron formando parte de sus sistemas cerrados, y en sus esfuerzos por preservar este rasgo característico los gremios llegaron incluso a fundar sus propias escuelas elementales, destinadas específicamente a los hijos de sus miembros. De esta manera surgió en la educación un dualismo que había de perdurar durante siglos. Dos tradiciones marchaban a la par, una técnica y práctica, seguida por los artesanos, la otra verbal y teórica, propia de los clérigos. Con todo, en los siglos XII y XIII la tradición artesana fue eclipsada por la fomentada en las escuelas catedralicias, donde comenzaron a tratarse los aspectos más trascendentales de la investigación humana.(Bowen II: 79)
Los gremios o cofradías (pag 76)
En los siglos XI y XII, las artes y habilidades técnicas necesarias – incluso para la construcción de catedrales – estuvo a cargo de los gremios, semejantes a los collegia de los antiguos romanos. Las cofradías habían sobrevivido desde la época romana como organizaciones religiosas y fraternales; cuando en el siglo XI se asocian al comercio y a los oficios artesanales, mantienen su carácter religioso. Los canteros y albañiles, responsables de la construcción de las catedrales, usaban sus propios talleres, situados junto a dichas catedrales, como locales de reunión donde celebraban sus ritos religiosos y fraternales. Con el tiempo, las técnicas de su oficio llegaron a formar parte de esos ritos, y, dado que muchas de tales técnicas se guardaban celosamente, las actividades del gremio de los albañiles fueron rodeándose cada vez más de elementos secretos, y el acceso a dicho gremio se hizo también más difícil. Este proceso se extendió a todos los demás gremios, y hacia el siglo XII se había introducido la costumbre de formar hermandades compactas que tenían por fin principal preservar los secretos y técnicas de sus respectivos oficios.1
Esto dio pie a que se montara un sistema de calificaciones para la admisión de nuevos miembros, equivalente del que tenían las escuelas catedralicias. Por regla general los gremios se preocupaban de mantener su arte a ciertos niveles, poniendo exigencias en la etapa preliminar del aprendizaje y un aprobada competencia antes de admitir a un nuevo miembro en el gremio o en la cofradía de maestros. Los gremios ejercían un virtual monopolio sobre la práctica del oficio. Se comenzaba como aprendiz, alrededor de los 13 años, etapa de unos 7 años, cuando se llegaba al 2º grado de competencia primaria. Luego sería elevado al rango de oficial. A partir de aquí su admisión en la sociedad de maestros dependía de la realización de una ‘obra maestra’ o tarea específica, que equivalía a un examen final. En todo este proceso iban entremezclados otros requerimientos menos aparentes, ritos secretos y cuasi religiosos. Tales requisitos servían para limitar la admisión de miembros en el gremio, de manera que la mayoría de los trabajadores permanecían toda su vida en el grado de oficiales.
Los gremios fueron el instrumento que permitió a Europa conservar sus conocimientos técnicos, y en muchos casos asimilaron y experimentaron nuevas ideas. Volvieron a dar vida, mediante un diligente estudio, a muchas de las prácticas de la antigüedad que parecían haberse perdido, y ellos mismos se convirtieron en fuente de la que brotaría gran parte del desarrollo científico posterior. Introdujeron innovaciones de musulmanes y mongoles, como la pólvora, la fabricación de papel y la escritura en letras de molde. Los fabricantes de papel se constituirán así en un gremio establecido, mientras las cofradías de escribanos utilizaban la invención china de las letras de molde para letras muy ornamentadas.
1 Ver ‘Education of master masons in medieval studies’ (Shelby)
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 4
2 Dialéctica significa método de buscar la verdad por la discusión, mientras que la lógica estudia los procedimientos para razonar correctamente.(Bowen II: 80)
Con el paso del tiempo los gremios crearon también una literatura propia, generalmente escrita en lengua vernácula, que en muchos aspectos resucitaba la antigua tradición de los manuales griegos y romanos. Los estudios gremiales, no obstante, siguieron formando parte de sus sistemas cerrados, y en sus esfuerzos por preservar este rasgo característico los gremios llegaron incluso a fundar sus propias escuelas elementales, destinadas específicamente a los hijos de sus miembros. De esta manera surgió en la educación un dualismo que había de perdurar durante siglos. Dos tradiciones marchaban a la par, una técnica y práctica, seguida por los artesanos, la otra verbal y teórica, propia de los clérigos. Con todo, en los siglos XII y XIII la tradición artesana fue eclipsada por la fomentada en las escuelas catedralicias, donde comenzaron a tratarse los aspectos más trascendentales de la investigación humana.(Bowen II: 79)
Las escuelas catedralicias 79
Las primeras escuelas, de los siglos IX y X, apenas hicieron nada más que seguir la tradición enciclopédica de Capella, Casiodoro e Isidoro. El primer intento de ampliar el programa de estudios habría ocurrido en la catedral de Reims, por parte de Gerberto de Aurillac que fue rector, hasta que fue elegido papa como Silvestre II. Instaura el programa completo de las artes liberales, entre ellas la dialéctica y la lógica, que aparentemente se confundían bastante en esa época, a pesar de sus diferencias2.
Gerberto utiliza textos clásicos de lectura, que explica en forma de comentarios, para el estudio posterior de la retórica por parte de sus alumnos. El método de Gerberto consistía en leer y enseñar textos latinos; una vez asimilados éstos, ponía a sus discípulos e manos de un sofista para que los ejercitara en el arte del debate y la oratoria. Pero el interés principal de Gerberto fue el quadrivium, en contraste con la tendencia de la época. Enseñaba matemáticas, música, astronomía, tratando de usar modelos mecánicos del firmamento, instrumento de cuerda, etc. Ciertamente este interés por las matemáticas debió ser estimulado por su permanencia en la España árabe, en contacto con el gran movimiento cultural que floreció por todos los territorios islámicos.81
La escuela de Reims, como todas las demás, dependía demasiado, como todas las demás, de la personalidad y prestigio académico de su magister scholarum. Cuando Gerberto es elegido papa, empieza la declinación. A la par, comenzaba a brillar con más fuerza la estrella de Chartres, de la mano de Fulberto.
Las primeras escuelas, de los siglos IX y X, apenas hicieron nada más que seguir la tradición enciclopédica de Capella, Casiodoro e Isidoro. El primer intento de ampliar el programa de estudios habría ocurrido en la catedral de Reims, por parte de Gerberto de Aurillac que fue rector, hasta que fue elegido papa como Silvestre II. Instaura el programa completo de las artes liberales, entre ellas la dialéctica y la lógica, que aparentemente se confundían bastante en esa época, a pesar de sus diferencias2.
Gerberto utiliza textos clásicos de lectura, que explica en forma de comentarios, para el estudio posterior de la retórica por parte de sus alumnos. El método de Gerberto consistía en leer y enseñar textos latinos; una vez asimilados éstos, ponía a sus discípulos e manos de un sofista para que los ejercitara en el arte del debate y la oratoria. Pero el interés principal de Gerberto fue el quadrivium, en contraste con la tendencia de la época. Enseñaba matemáticas, música, astronomía, tratando de usar modelos mecánicos del firmamento, instrumento de cuerda, etc. Ciertamente este interés por las matemáticas debió ser estimulado por su permanencia en la España árabe, en contacto con el gran movimiento cultural que floreció por todos los territorios islámicos.81
La escuela de Reims, como todas las demás, dependía demasiado, como todas las demás, de la personalidad y prestigio académico de su magister scholarum. Cuando Gerberto es elegido papa, empieza la declinación. A la par, comenzaba a brillar con más fuerza la estrella de Chartres, de la mano de Fulberto.
Controversias y conflictos: el campo de la dialéctica 83
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 5
3 Seguramente incluye junto con éstas a las escuelas colegiales, que pertenecen con las catedralicias al clero secular. (Nota JCP)
4 El Obispo de Ostia Pedro Damián (1007-1072), antiguo asceta y abad benedictino, llegó incluso a negar toda utilidad a la dialéctica.
Al lado de las escuelas catedralicias3 seguían funcionando las escuelas monásticas. La aplicación de la dialéctica a las cuestiones religiosas, que fue la característica más sobresaliente del nuevo interés por el estudio, se llevó a cabo también en las escuelas monásticas, aunque en éstas las tendencias eran mucho más conservadoras que en las catedrales.
Algunos eruditos entrevieron el peligro potencial de la dialéctica4 aunque otros la usaron para demostrar las verdades de la fe. La facción conservadora, representada por Lanfranco, por Anselmo de Aosta y otros, en general los eruditos que no enseñaban en las escuelas catedralicias. La otra facción por su parte, podía especular con mayor libertad, de manera que comenzando en el siglo XI y continuando durante todo el siglo XII, las escuelas catedralicias llegaron a adquirir importancia por la mayor vitalidad del pensamiento, por un modo más emprendedor del pensamiento. En ese contexto tiene lugar la controversia nominalista sobre los universales, los debates sobre la dialéctica en los que interviene la escuela de Chartres, etc.
Abelardo y la controversia nominalista 86
El lenguaje escolástico fue un instrumento muy perfeccionado que se aplicó a una de las aventuras intelectuales de mayor fuerza y sutileza. Sin embargo, no era posible someter abiertamente a discusión algunos problemas (como sería la naturaleza de Dios) de manera que se seguían procedimientos indirectos y aplicados a preguntas aparentemente sencillas. Una cuestión que parece de poca importancia es la de la relación entre el objeto y la clase o especie a que pertenece. El problema surge en los escritos de Boecio, en el siglo VI, quien refería que Porfirio no había sido capaz de determinar si el género y la especie tenían existencia real o eran meras ficciones mentales. A finales del siglo XI este problema degeneró en una violenta disputa: la controversia nominalista. Se formaron dos bandos:
La mayoría se mostraba partidaria del pensamiento ortodoxo de Agustín, según el cual el género y la especie tenían realidad independiente. Se llamaron realistas, de acuerdo a la terminología de la época, en clara oposición con los usos posteriores del término.
Una minoría crítica inició la controversia afirmando que tales conceptos no eran otra cosa que simples abstracciones mentales, identificadas por medio de nombres. Parece que el que provoca el conflicto fue Roscelin o Roscellinus de Compiègne, quien enseñaba
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 6
que lo único que tenía existencia real eran los objetos individuales , mientras que los universales eran meras etiquetas verbales.
El nominalismo extremo de Roscelin se desviaba del neoplatonismo cristiano elaborado por Anselmo, por lo cual Roscelin fue recusado y condenado como hereje. Muchos eruditos trataron además de refutarlo teóricamente. Entre los más destacados estaba Pedro Abelardo.
Pedro Abelardo enseñó en la escuela catedralicia de Notre-Dame. A raíz de una violenta pasión amorosa con la joven Elísa, su tutor la recluye en un convento, mientras que el propio Abelardo hace lo propio en el monasterio de St.Denis. Fue acusado de violar las reglas monásticas por enseñar letras seculares, juzgado por hereje por un tratado sobre la Trinidad y quemado su libro. Su interés por el escrutinio dialéctico de temas teológicos no decreció, y aplicaría el método dialéctico a una gran cantidad de temas religiosos debatidos, organizando los argumentos a favor y en contra, según el método llamado de pro et contra.
Tras su condena, Abelardo estuvo quizás más solicitado como maestro y fundó una escuela en Quincey, a orillas del Sena, aunque se sabe que debió pasar algunos períodos en la escuela que había fundado en Troyes, siendo abad de St. Gildas. Los ataques contra Abelardo siguieron arreciando por parte de los conservadores, a cuyo frente se hallaba el poderoso abad cisterciense Bernardo de Claraval. Abelardo reaparece en la escuela catedralicia de París, contraatacando a Bernardo. Parece que los numerosos escritos de Abelardo suministraban material suficiente para los ataques de Bernardo. En una carta de éste a todos los obispos y cardenales de la curia, la corte papal en Roma:90
"Leed, por favor" ... ese libro de Pedro Abelardo que él llama libro de teología... Ved qué clase de cosas dice sobre la santísima Trinidad, sobre la generación del Hijo, sobre la procedencia del Espíritu Santo, y mucho más, todo ello extraño en grado sumo a oídos y menta católicas. Leed ese otro libro que llaman Libro de Sentencias y también el titulado Conócete a ti mismo, y ved como éstos también dan rienda suelta a toda una cosecha de sacrilegios y errores"
Cuando por fin Bernardo consigue que se lo convoque a juicio en Roma, Abelardo sufre un colapso en el viaje y muere en una abadía.
El rasgo esencial que caracterizó el conjunto de la obra de Abelardo fue su tentativa de aplicar la lógica a las doctrinas comúnmente admitidas y por distinguir claramente los problemas mismos de las palabras. En cierto sentido puede decirse que trató de purificar semánticamente la teología. En Glosas sobre Porfirio (Glossulae) pregunta
... si los géneros y las especies, mientras siguen siendo tales, han de tener alguna cosa sujeta a ellos por denominación, o si, en caso de que las cosas designadas llegaran a desaparecer, el universal podría todavía
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 7
existir consistiendo sólo en el significado del concepto, por ejemplo, el nombre rosa cuando no existiera una sola rosa a que se pudiese aplicar"
En opinión de Abelardo los ‘realistas’ habían cometido el error de confundir el objeto con su nombre. Abelardo refuta la tesis que sostenía que género y especie coexisten en el mismo objeto, pero también contradice a Roscelin, que sostenía que género y especie eran etiquetas. Abelardo distinguía entre clasificación lógica y especulación metafísica, y consideraba los universales como esenciales en el proceso mediante el cual el hombre podía dar significado a su experiencia. Los universales significan por denominación cosas existentes, pero sólo subsisten en el entendimiento en forma desnuda y pura: el entendimiento de los universales es absoluto, desnudo y puro ...92
Al hacer esta distinción entre experiencia y lenguaje Abelardo arrojó luz sobre uno de los problemas del pensamiento de su tiempo. Sería retomado en el siglo XII en la escuela gramatical de París.
... "Abelardo ofreció un notable ejemplo de valentía humana. La tradición y la costumbre, pilares necesarios de cualquier sociedad y especialmente de una Europa bárbara y luego feudal, pueden con harta frecuencia llevar al estancamiento y a la degeneración. Por ello han de ser constantemente examinadas. Esto es lo que hizo Abelardo pese a la oposición que encontró. Particularmente en la historia de la educación, Abelardo es uno de los ejemplos más sobresalientes de esa intransigencia del espíritu humano tan difícil de hallar, intransigencia que pone a prueba los límites de la creencia ciega, oponiendo a la tradición la crítica, al conservadurismo la creatividad. Si vida entera fue testimonio elocuente de la negativa a toda componenda en lo tocante a las exigencias de loa investigación, sin que le preocuparan las posibles consecuencias." 92-93
Contemporáneos de Abelardo y escuela de Chartres 93
Quizás el más eminente de los contemporáneos fue el canciller de la escuela catedralicia de Chartres, Gilberto de la Porrée. Desde sus comienzos a finales del siglo X bajo Fulberto, Chartres había logrado mantener el alto nivel de su escuela. Bernardo de Chartres ocupaba el cargo de magíster scholae y uno de sus discípulos fue Juan de Salisbury, que estudió en Chartres. Éste, en su Metalogicon, cuenta que Bernardo trataba de equilibrar la capacidad del estudiante con la diligencia del maestro. Así ‘espoleaba a unos con amonestaciones, a otros con azotes y castigos’. Los estudios se centraban en la gramática y la lectura de autores clásicos: ‘figuras gramaticales, matices retóricos y sutilezas sofísticas’ y ‘a cada estudiante se le exigía al día siguiente que disertara sobre algo de la materia oída al día anterior’ Bernardo ponía mucho interés en que sus alumnos dominen las reglas gramaticales............. Los más adelantados
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 8
5 Parece algo contradictorio; quizás deba entenderse como que demasiado prestigio de los obispos mermaría la autoridad papal? (Nota de JCP)
llegaban a realizar ejercicios de imitatio, escribiendo en el estilo de autores clásicos seleccionados. Junto con ello ‘los muchachos componían diariamente ejercicios escritos en prosa y poesía, y se inspeccionaban los trabajos mutuamente, comparándolos unos con otros’ 94
Gilberto de la Porrée fue una mente formidable e innovadora. Siguió los pasos de Abelardo y también fue perseguido, aunque gozaba de un gran prestigio entre sus contemporáneos. Pero fue acusado de herejía, específicamente de triteísmo, doctrina que negaba la unidad sustancial de la Trinidad y que en el siglo V había aparecido en la forma de monofisismo. Fue condenado, merced a una despiadada persecución del mismo Bernardo de Claraval. Pero la censura no logró borrar este género de especulación.
De hecho, este tipo de investigaciones cosmológicas estaba rápidamente convirtiéndose en característica principal de las escuelas catedralicias, y maestros tan destacados como Abelardo y Gilberto eran polos de atracción para un número creciente de jóvenes en las nuevas ciudades. Es claro que los dialécticos de las escuelas catedralicias no pretendían destruir la fe o demoler el orden.
Europa en esos tiempos tenía gran limitación de fuentes para investigar. Se ignoraba al mundo musulmán y aún al bizantino. Los libros de Aristóteles sobre la lógica, en su mayoría no se conocieron hasta el siglo XII. Y estaba la reacción de los elementos conservadores con fuerte representación en los monasterios, capitaneada por Bernardo, el monje más eminente del siglo XII.
La reacción. Bernardo de Claraval 97
La Iglesia estaba envuelta en la decadencia general iniciada en el siglo IX y que continuó en el X, por lo que no había consolidado su autoridad. La corrupción papal la había debilitado. En gran medida la autoridad y prestigio de la cristiandad occidental en el siglo X se debió al resurgimiento del monasticismo benedictino en Cluny. En el siglo XI la nueva prosperidad y el auge de la vida ciudadana, unidos a la voluntad reformadora de papas como León IX y Gregorfio VII, lograron restaurar la autoridad pontificias, mientras que el monasterio rural cluniacense se estancaba y relajaba. La actividad intelectual de las escuelas catedralicias, situadas en sus marcos monumentales, atrajo la atención pública. Algunos creyeron que ello podía representar una amenaza para la propia autoridad de la Iglesia.5 Una reacción conservadora fue iniciada por Bernardo de Claraval en doble dirección: mediante una nueva reforma benedictina y atacando el nuevo estilo de investigación dialéctica.
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 9
Nombrado a cargo del monasterio de Claraval, éste pasó a encabezar la reforma cisterciense.
La reforma cisterciense de los benedictinos trató de introducir cambios más fundamentales que los de Cluny en el siglo X, volviendo a la oración y el trabajo físico que reemplazarían a la liturgia y la música de Cluny. En principio, los monjes del Cister rechazaban toda ciencia profana y la orden no se distinguía por su nivel cultural. Había una biblioteca, consistente sobre todo en obras teológicas, pero no se estableció allí escuela alguna. La vida comunitaria y las tareas agrícolas en común permitirían al monje una permanente contemplación del estado de su alma: la vita contemplativa era la más importante de las actividades del hombre, por la cual podía llegarse a la más plena satisfacción estética. Era la doctrina del misticismo cristiano con la cual Bernardo esperaba conseguir la regeneración moral de su época. La regla de San Benito era cuidadosamente cumplida.
La reforma cisterciense influyó en la sociedad, especialmente en la nobleza, en cuanto siempre había algún hijo dispuesto a seguir la carrera y la reforma se inclinaba espontáneamente hacia le orden feudal conservador. En contraste con la creciente identificación de las iglesias con la vida comercial de las ciudades, lo que se evidenciaba en sus riquezas, Bernardo ofrecía la austeridad y ascetismo. Los monasterios estaban en los lugares más apartados e inaccesibles del campo, sin ornamentación y con el mobiliario mínimo. El choque con la iglesia secular era inevitable.
Bernardo era una de las mentes más brillantes de su época y se lo incluye entre los doctores de la Iglesia, pero mucha de su capacidad la usó para denigrar a las ciencias profanas y luchar contra el movimiento dialéctico en la educación, hasta llegar a frenarlo. No se podía empezar por la duda. Lo inicial era la intuición y la fe; luego podrían leerse autores paganos para reafirmarla.
Panorama de la educación 100
El interés por la dialéctica y la lógica fue lo más conspicuo – y que comprometió a los eruditos de mayor nota – de la educación en el siglo XI y principios del XI. Pero una apreciación equilibrada debe incluir también los proceso educativos más corrientes. La educación en las catedrales, colegiatas y escuelas monásticas permitió la formación de la mayor parte de los litterati de la época. Quizás sólo el 1% de la población accedía a la escolaridad e instrucción, restringida a los clérigos y jóvenes destinados a recibir las órdenes sacerdotales. Los métodos de enseñanza elemental seguían siendo los mismos de los tiempos clásicos y era corriente depender aún de Quintiliano. Su institutio oratoria del siglo I fue el primer manual sistemático de la educación, quedando durante un milenio algo mutilado, como único en su género. Bernardo aplicaba las normas del texto a su escuela catedralicia de Chartres. En ese momento aparece lasegunda obra importante: el Didascalon, escrito por Hugo de San Víctor. Gracias a este
Escuelas catedralicias, siglo XI (Bowen II-2) 10
6 Bowen dedica varios epigrafes al desarrollo de las ideas de Hugo. En nuestro caso nos limitamos a exponer algunas de las prnicipales, dado que excede el propósito de nuestra asignatura. Igualmente puede ampliarse en el texto original (Bowen II: pp. 100-115)
texto podemos tener hoy una idea de lateoría y práctica educativa en el siglo XII.
Una teoría sistemática de la educación: Hugo de San Víctor Didascalon. 101
Hugo de San Víctor (ca. 1096-1141) nacido en Sajonia, fue prior y director de la escuela del monasterio de San Víctor en París. Existía la necesidad de una teoría educativa sencilla, más acá de las controversias entre los eruditos. Siguiendo a Agustín, Hugo creía que la contemplación era la aspiración suprema del hombre. En el esquema de Hugo, esto resulta del estudio del mundo exterior, el siguiente paso es meditar sobre ese conocimiento, lo que revela el orden divino del cosmos y nos permite contemplar a Dios mismo. Para educar al clero y que siga estos caminos místicos, elabora un programa en tres tratados, siendo el Didascalon el más trascendente. El nombre era un reconocimiento a la herencia griega, siendo que por entonces el idioma ya era casi desconocido.6
Con respecto al sistema de aprendizaje, Hugo se vale de recursos para fijar los conocimientos en la memoria; las mnemotecnias se basan especiaolmente en un ordenamiento de la información y de las imágenes mentales: aunque las imágenes no son demasiado elaboradas, llama la atención sobre algunos aspectos interesantes, como es el recuerdo de la información dentro de la página de un libro, el color, el lugar y posición de las letras, aconsejando por ejemplo no cambiar de libro para que se fije siempre la misma imagen del texto.
De acuerdo a Bowen: A lo largo de todo este texto notamos que de hecho se conocían las avanzadas teorías sobre el entrenamiento de la memoria desarrolladas en la antigua Grecia y transmitidas a través de los siglos. Los tratados sobre el arte de la memoria, a cuyo género se llamaba Ars memorativa eran prácticamente desconocidos en la Edad Media, pero en la época de Hugo comienzan a reintroducirse en las escuelas catedralicias como parte de la educación.
El Didascalon fue un tratado completo sobre educación y tuvo gran repercusión en su época y más allá, tanto en la teoría como en la práctica educativas, difundiéndose rápidamente por las escuelas catedralicias, colegiales y monásticas.
En su libro De vanitate mundi, Hugo explica cómo ve él la mejor manera de proceder en una escuela114:
"Veo una concurrencia de estudiantes, en gran número. Los veo de todas las edades: niños, adolescentes, jóvenes, hombres maduros. También sus estudios son diferentes. Algunos ejercitan su inexperta
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lengua en pronunciar nuevas letras y emitir sonidos extraños a sus oidos. Otros aprenden primero, escuchando, la flexión de sus palabras, su composición y derivación; luego las repiten entre ellos y, con la repetición, las graban en su memoria. Unos horadan las tabletas de cera con sus estiletes, otros trazan en los pergaminos conmano firme figuras de varias formas y diversos colores. Otros aú, con ardentísimo celo, parecen ocuparse en estudios más serios: argumentan entre sí, tratando de salir triunfante unos de otros mediante mil tretas y artificios. Veo a algunos que están contando, a otros que hacen vibrar una cuerda tensa sobre el puente de madera de un instrumento (musical), al que arrancan diferentes melodías. Otros más allá explican ciertos dibujos y figuras matemáticas. Otros describen claramente con instrumentos el curso y posición de las estrellas y las revoluciones del firmamente. Otros en fin, disertan sobre la naturaleza de lasplantas, la constitución de los hombres, las propiedades de las cosas y las virtudes".114
La obra de Hugo trajo dos importantes consecuencias. La primera fue la de dar a la práctica educativa una base teórica sistemática. La segunda, dar a la dialéctica un valor como instrumento para llegar a la primera esfera de investigación (cogitatio), base para escalar a la meditatio y por fin a la contemplatio. Ofrece una vida media entre los excesos de Aberlardo por una parte y de Bernardo por la otra.
Los esfuerzos de los conservadores fueron infructuosos para impedir el rumbo ideológico de los tiemos. Dentro de Europa las tendencias se inclinaban hacia el aristotelismo, aunque no fuera siempre conciente, como parecen mostrarlo los escritos de Hugo. Además, iba en aumento el contacto con la civilización madre de Europa, representada por las dos potencias orientales: Bizanci y el Islam. Los musulmanes de España se mostraron siempre relativamente tolerantes con los cristianos, y en los siglos XI y XII varios eruditos estudiaron en Toledo, Córdoba y otras escuelas muy superiores a las de la Europa cristiana.
A fines del siglo IX Europa comenzó a organizar ofensivas militares contra los musulmanes de Oriente. Guerras santas pedidas por el papa Urbano II en 1095, para defensa de la parte oriental del imperio y quizás para recuperar los santos lugares. La 2º cruzada partió en 1145 en respuesta a un llamado de Bernaardo de Claraval a Luis VII de Francia y Conrado III de Alemania. Sin haberlo pretendido, Bernardo favoreció un mayor contacto entre Europa y el resto del mundo civilizado, cuya consecuencia duradera fue, irónicamente, una virtual invasión de las ciencias racionales y profanas en Occidente.
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GLOSARIO
Bernardo de Chartres. († ca. 1130) filósofo, erudito, canciller de la catedral de Chartres. Probablemente era de origen bretón. Poco de sus obras ha sobrevivido y casi todo que sabemos de él lo encontramos en citas de Juan de Salisbury u otros autores. Quizás la contribución más famosa de Bernardo es la cita: Somos como enanos subidos a los hombros de gigantes. Podemos ver más, y más lejos que ellos, no por alguna distinción física nuestra, sino porque somos levantados por su gran altura.
Bernardo de Claraval (Clairvaux). (1090-1153) Monje asceta que encabeza la reacción conservadora contra los dialécticos de las escuelas catedralicias. Gestor de la 2ª cruzada (Bowen II: 97, 115)
Cabildo. Sociedad de canónigos que formaban un clero especial dentro de las catedrales o de iglesias, con el fin de ocuparse de sus funciones administrativas, cada vez más complejas. Aunque el cabildo no constituyó al principio más que un cuerpo de oficios puramente técnicos, pronto cambió su carácter y debió asumir otras funciones.(Bowen II: 74) Se distinguían los cabildos catedralicios y los colegiales, según que estuvieran en una iglesia con o sin sede episcopal.
Escuelas catedralicias. Escuelas que existían en las catedrales, iglesias con sede episcopal y cabildo. A partir del siglo XI adquieren un enorme prestigio, representando la avanzada del pensamiento filosófico.
Escuelas colegiales. En las iglesias sin sede episcopal pero con cabildo (Bowen II: 76)
Fulberto. Obispo de Chartres, el más eminente discípulo de Gerberto, fundó la escuela catedralicia hacia 990 y permaneció como director hasta su elevación al episcopado de esta catedral en 1006. Fue reconocido en toda Francia por su conocimiento de las artes liberales. Incluso enseñó medicina, que por entonces era una disciplina verbal, basada en textos de Aristóteles, de Galeno (del siglo II) y de algunos tratados árabes españoles.(Bowen II:82)
Gregorio VII (c. 1073-1085). Este Papa trata de imponer la supremacía eclesiástica sobre el Estado, mediante una nueva aserción de las teorías políticas derivadas de Agustín, en particular la Ciudad de Dios, entrando en conflicto con el emperador de Alemania Enrique IV, que se resistía a la injerencia del poder papal.(Bowen II: 72)
Imitatio. Ejercicios que se realizaban en la escuela (Bowen II: 94) escribiendo en el estilo de autores clásicos seleccionados.
Masonería. Desde la Edad Media existían en Inglaterra cofradías o logias de albañiles (masons, del francés maçon) que gozaban de un prestigio profesional notable. Organizados en diversas categorías, una de ellas era la de los que trabajaban la piedra blanda o de adorno, llamada freestone, de donde surgió el
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término free-mason o francmasón. Originariamente se trató de una denominación gremial corriente. Pero en el siglo XVII en estas logias empezaron a aparecer personas sin relación con el oficio, «adoptados», que participaban en las ceremonias del gremio y en sus discusiones. Conforme decaía la masonería profesional («operativa»), cobraban más relieve los masones adoptados, hasta que en 1717 se constituyó en Londres la primera logia masónica «especulativa». Esta nueva masonería mantuvo muchos de los símbolos y rituales de la anterior. Así, las «tres luces» que inspiraban a los masones eran la escuadra, el compás y la Biblia. La ceremonia de ingreso en la logia comprendía un juramento de secreto que ha dado pie a muchas leyendas pero que en realidad recogía una fórmula completamente habitual en la Inglaterra medieval y moderna. Asimismo, los masones se organizaban en grados a la manera del antiguo gremio de albañiles: aprendiz, compañero y maestro. Otros símbolos masónicos enlazaban con las corrientes de pensamiento pitagórico o hermético; tal es el caso del triángulo y el número tres, símbolo de perfección y armonía. Pero lo realmente importante en la masonería del siglo XVIII fue el clima de tolerancia y fraternidad que creó entre sus miembros. Europa salía entonces de casi dos siglos de guerras religiosas y alteraciones políticas, que habían creado barreras infranqueables entre las distintas religiones y grupos sociales. A comienzos del siglo XVIII, muchos hombres anhelaban un ámbito de encuentro en el que poder dialogar libremente y trabajar por el bien de la humanidad. La masonería les ofrecía esta oportunidad, y eso explica su expansión fulgurante por todos los países de Europa e incluso por América. Al ingresar en la logia, los masones juraban su compromiso para construir un nuevo mundo basado en la sabiduría, la fuerza y la belleza. Fuente: National Geographic http://www.historiang.com/articulo.jsp?id=469074 Figura: Escuadra y compás es quizás el más conocido emblema masónico (de Wikipedia)
Metalogicon. Obra de Juan de Salisbury, ex alumno de Chartres. Es de interés didáctico su descripción de las enseñanzas de Bernardo en esa escuela catedralicia. (Bowen II: 94)
Monologion. Obra de Anselmo de Aosta
Porfirio de Tiro (232/233-ca. 304). Filósofo griego neoplatónico. En Atenas fue discípulo de Longino y en Roma de Plotino. Autor de una biografía de Plotino, de comentarios a Platón y a Aristóteles. Su Isagoge o Introducción al tratado aristotélico sobre las categorías, traducida al latín por Boecio, tuvo enorme repercusión en la Edad Media. Fue la base de la disputa sobre los universales. Porfirio acentúa las cuestiones éticas y religiosas; se ha dicho que su filosofía tiene por objeto principal preparar el alma, mediante la purificación ascética, para la contemplación del mundo inteligible y, en último término, de la Unidad. En Introductio in Praedicamenta, comentario de las Categorías de Aristóteles, describe cómo las cualidades atribuidas a las cosas pueden ser clasificadas; el diagrama lógico resultante es el ‘arbol de porfirio’. Ampliar: http://www.ferratermora.com/ency_filosofo_kp_porfirio.html y en http://es.wikipedia.org/wiki/Porfirio
Pro et contra. Método corriente en el siglo XI, usado por Ivo de Chartres, agrupando los argumentos a favor y en contra de temas controversiales, especialmente jurídicos y teológicos. Abelardo perfecciona el método,
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dándole mayor precisión y aplicándolo al tratamiento dialéctico de las cuestiones teológicas, en su influyente obra Sic et Non (sí y no).
Silvestre II. Pontífice erudito. Conocido como Gerberto de Aurillac, comenzó sus estudios es el monasterio benedictino de Aurillac, luego acudió a la escuela catedralicia de Vic, en Cataluña, más tarde dirigió la escuela de Reims, donde implantó el programa de las 7 artes liberales, y con ellas la dialéctica y la lógica.(BowenII: 79-82)
Para seguir investigando:
Masones y relación con el oficio y gremio de albañiles. http://www.masoneria.org.es/historia.php . Origen de la masonería : http://www.lector.net/verfeb99/mason.htm . En el sitio masónico http://elmason.blogspot.com/2006/04/la-transicion-de-operativa-en.html se encuentra una historia y también videos que pueden observarse por internet.
Mnemotecnias. Los griegos habían desarrollado el arte de memorizar. Es muy famosa la anécdota por la cual Simónides, en la Magna Grecia, descubre el método de imágenes de los Loci. Luego fue utilizado en la oratoria romana. Giordano Bruno había aprendido el arte secreto y lo difundía como parte de sus conocimientos esotéricos, antes de ser llevado a la hoguera.