Escolasticismo
Fue el movimiento teológico-filosófico más importante de la Edad Media, aunque hubo otras corrientes de pensamiento, como la filosofía árabe y judía o las corrientes místicas.
El término proviene del latín scholasticus y se aplicaba a los que se ejercitaban en la enseñanza en las escuelas monacales. Cronológicamente se desarrolló en el período que abarca los siglos XI al XIV. Posteriormente perduró en reductos religiosos.
En el siglo XIX se produce un resurgimiento (neoescolástica) y en el XX surgirá un "neotomismo" con J. Maritain y otros. Previamente existía la patrística, que estableció definitivamente una conciliación entre la filosofía griega, fundamentalmente platonismo y neoplatonismo y el pensamiento cristiano. Sobre ella nace la escolástica; pero mientras la síntesis entre filosofía y cristianismo en los últimos padres de la Iglesia se llevó a cabo a través del platonismo, los escolásticos se apoyarán en Aristóteles, que presentaba muchas más dificultades para armonizarse con los dogmas de la Iglesia y que produjo una seria discusión en torno a la relación que debía establecerse entre la fe (creencias cristianas) y la razón (filosofía). Al final de la escolástica ambos ámbitos del conocimiento terminaron por independizarse definitivamente.
La escolástica no es una filosofía propiamente dicha, sino una teología desarrollada filosóficamente, es decir, una "sierva de la teología". Caracteres fundamentales son la estrecha vinculación entre Teología y Filosofía y la exposición de las tesis de los filósofos antiguos, en especial de Aristóteles, para establecer y fundamentar dialécticamente el acuerdo entre la revelación divina y las especulaciones de la razón humana y, de una manera especial, el abuso de la especulación puramente formal o ergotista. El silogismo servía perfectamente a sus fines.
Lo que da unidad a todo el movimiento escolástico son los objetivos comunes, las actitudes y los métodos. El principal objetivo de los escolásticos no fue conocer nuevos hechos sino integrar el conocimiento ya adquirido de forma separada por el razonamiento griego y la revelación cristiana. Este interés es una de las diferencias más características entre la escolástica y el pensamiento moderno desde el Renacimiento. Entre las actitudes, la más importante fue su convicción de la armonía fundamental entre razón y revelación. Como el mismo Dios era la fuente de ambos tipos de conocimiento y la verdad era uno de sus principales atributos, no podía contradecirse a sí mismo en estos dos caminos de expresión. Cualquier oposición aparente entre revelación y razón podía deberse o a un uso incorrecto de la razón o a una errónea interpretación de las palabras de la revelación. Como la revelación era la enseñanza directa de Dios, ésta tenía para ellos un mayor grado de verdad y certeza que la razón natural. En los conflictos entre fe religiosa y razonamiento filosófico, la fe era siempre el árbitro supremo. Las verdades pregonadas eran inmutables. Por ello, la mejor educación sería aquella que reflejara con absoluta fidelidad y obediencia el fruto de la amalgama aristotélico-tomista. Una cosmología basada en Ptolomeo, una concepción del mundo basada en el Génesis, una moral universal y atemporal pero que se iría acomodando a las interpretaciones que los teólogos harían de las Escrituras y de los textos griegos. Recordemos que para el catolicismo la interpretación no podía ser individual, por lo cual la Biblia debía ser matizada por los sabios de la Iglesia. Los contenidos eran seleccionados rigurosamente (prohibiendo numerosos textos incluso algunos del propio Aristóteles, como se vio en “El nombre de la rosa”) : se enseñaba el latín y muchas veces se rendían los exámenes públicos en ese idioma.
Entre los métodos: el abuso del silogismo, las repeticiones en voz alta de textos y la forma llamada catecismo. El método escolástico de la quaestio, supone una renovación de la lógica y la dialéctica: se aborda un tema determinado al que se añade una presentación sistemática de argumentos contrarios y su solución.
La escolástica se desarrolla en tres fases, conocidas como Alta Escolástica (época de las cruzadas, siglos XI y XII, predomina la influencia platónico-agustiniana), Gran Escolástica o apogeo donde entra a las universidades (siglo XIII con los extremos de Santo Tomás y el cura científico Roger Bacon), En el período final (siglo XIV y quizás XV) predomina el nominalismo y la crítica; la escolástica comenzará su decadencia, rompiéndose definitivamente el acuerdo entre la teología y la filosofía que irán por caminos separados, permitiendo la independencia de la filosofía y la ciencia. Uno de los máximos representantes de esta etapa es Guillermo de Ockham. El siglo XIV es una época de profunda crisis económica, política y social. Grandes cambios sociales, políticos y culturales, hambrunas, peste, la guerra de los Cien Años[1] anunciarán el final de la Edad Media, donde se produce la definitiva separación entre Iglesia y Estado.
[1] Guerra de los Cien Años. Prolongado conflicto armado que duró en realidad más de 116 años (1337-1453) entre Francia e Inglaterra. Esta guerra fue de raíz feudal, por el control de posesiones que los monarcas ingleses tenían en territorios franceses, debido al ascenso al trono inglés del conde de Anjou. Terminó con la retirada inglesa, ya al final de la Edad Media.