Arriba Hazaña. (España, 1978 (Dir.: José María Gutiérrez). Fernando Fernán Gómez, Héctor Alterio. La disciplina en un colegio religioso español, posiblemente de La Salle.
Sobre una novela de José María Vaz de Soto (El infierno y la brisa) dirigió en 1978 José María Gutierrez (parodia titular del célebre «Arriba España» ideado por Ramiro Ledesma), con Fernando Fernán Gómez y Hector Alterio al frente del reparto. La película, de género inexcusablemente político, forma parte del nuevo cine de legitimación democrática, frente al régimen anterior. Manuel Azaña es presentado como el símbolo de la resistencia democrática, en la estirpe de los también sacrílegos Voltaire, Lutero &c.
Entre el cine sociopolítico y el cuento de terror gótico, Arriba Hazaña se sitúa en un colosal colegio religioso que servirá como metáfora del viejo Estado y de la corroída mentalidad nacionalcatólica. Los hermanos y sus negras sotanas son la España franquista, mientras que los pupilos rebeldes son la joven España democrática que años más tarde no reconocería (según Alfonso Guerra) «ni la madre que la parió».
La película es una parábola evidente sobre la decadencia del nacionalcatolicismo y el fracaso del «reformismo» del régimen, que encarnó el gobierno fugaz de Arias Navarro y su «espíritu del 12 de febrero». Los intentos por suavizar la disciplinada moral escolar del Hermano Director (Hector Alterio: «Yo siempre estoy dispuesto a dialogar serenamente…») chocan contra el inmovilismo del núcleo duro, representado por el Hermano Prefecto (Fernando Fernán Gómez: «Yo sigo creyendo en la disciplina y en el principio de autoridad»…). Las tenues reformas sólo conseguirán incrementar la rebeldía de los alumnos que reclaman mayor autonomía y libertad, «¡porque no somos unos niños!». El motín sólo será resuelto a medias con la llegada del «cura progresista» (José Sacristán) y su promesa de aperturismo, ante la algazara del pueblo («¡Vivan las elecciones!, ¡Viva la libertad!»)
Publicado por Eduardo Robredo Zugasti
Entre el cine sociopolítico y el cuento de terror gótico, Arriba Hazaña se sitúa en un colosal colegio religioso que servirá como metáfora del viejo Estado y de la corroída mentalidad nacionalcatólica. Los hermanos y sus negras sotanas son la España franquista, mientras que los pupilos rebeldes son la joven España democrática que años más tarde no reconocería (según Alfonso Guerra) «ni la madre que la parió».
La película es una parábola evidente sobre la decadencia del nacionalcatolicismo y el fracaso del «reformismo» del régimen, que encarnó el gobierno fugaz de Arias Navarro y su «espíritu del 12 de febrero». Los intentos por suavizar la disciplinada moral escolar del Hermano Director (Hector Alterio: «Yo siempre estoy dispuesto a dialogar serenamente…») chocan contra el inmovilismo del núcleo duro, representado por el Hermano Prefecto (Fernando Fernán Gómez: «Yo sigo creyendo en la disciplina y en el principio de autoridad»…). Las tenues reformas sólo conseguirán incrementar la rebeldía de los alumnos que reclaman mayor autonomía y libertad, «¡porque no somos unos niños!». El motín sólo será resuelto a medias con la llegada del «cura progresista» (José Sacristán) y su promesa de aperturismo, ante la algazara del pueblo («¡Vivan las elecciones!, ¡Viva la libertad!»)
Publicado por Eduardo Robredo Zugasti
Nota: Hazaña puede encontrarse escrito con o sin 'H'
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